Colegio Viejo de Oviedo o Pan y Carbón

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Antiguo colegio fundado en 1381 por Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo, dirigido a albergar a estudientes pobres que cursaran teología. Se encontraba en la actual calle Pan y Carbón, hasta 1781. Su edificio se conserva en estado de abandono y muy deteriorado.

El más antiguo de los colegios seculares de España fue fundado definitivamente en 1386, si bien en 1381 se habían iniciado ya los trámites por don Gutierre de Toledo, obispo de Oviedo, canciller y capellán mayor de la reina doña Juana (mujer de Enrique II de Trastamara). El mismo año 1386 se le dota ya con unas Constituciones. Fue conocido como Colegio Viejo de Oviedo (en atención a su fundador y para distinguirlo del que en 1513 estableciera otro obispo ovetense, Diego de Muros) o Colegio de Pan y Carbón por un tributo establecido sobre la entrada de estos productos en la ciudad y destinado para su manutención. Al parecer también fue conocido como de San Adrián, por su proximidad a esta parroquia y, posiblemente, como "de la Reina" (a no ser que sea este un colegio distinto del que apenas quedan noticias). Para su establecimiento, el fundador le dotó con unas casas de su propiedad en la calle de la Rúa que tenían también entrada por una calle posterior, conocida hoy como de Pan y Carbón. Las rentas y tributos de que disponía el colegio dieron en los primeros años a sus colegiales un enorme poder dentro de la vida universitaria, que decayó a medida que sus dotaciones económicas fueron perdiendo valor y al establecimiento de los poderosos colegios mayores. La mala administración, los abusos y las constantes vulneraciones de los Estatutos hicieron que en varias ocasiones el colegio tuviera que ser cerrado, como en el periodo 1628-1650. Se llegó a plantear, e incluso aprobar, la posibilidad de unión a otros colegios menores, en concreto el de Santa Cruz de Cañizares, aunque finalmente no se realizaron. Durante el siglo XVIII la situación se agrava, se producen varias inspecciones y se determinan serias medidas para su reforma, pero nada de ello da resultado. El obispo de Salamanca, Felipe Bertrán Casanova, que ya había tomado la determinación de constituir un seminario conciliar, hace una descripción terrible de los extremos que había alcanzado la vida de los colegiales y aconseja su supresión. Aunque en 1779 los seis colegios menores de Salamanca proponen unirse en uno solo, y a pesar de que el rey así lo decreta, no se lleva acabo. Finalmente, el Colegio de Pan y Carbón se integra en el seminario el 19 de septiembre de 1780 junto a los colegios de Santo Tomás y Santa Catalina.