Batalla de los Arapiles
La Batalla de Los Arapiles, ocurrida el 22 de julio de 1812, fue el fin de las escaramuzas entre el ejército de ocupación napoleónico y el ejército aliado (anglo-hispano-portugués) mandado por Lord Wellington, por la posesión de la plaza de Salamanca.
Previamente a esta batalla decisiva, hubo ataques previos y los franceses derruyeron una serie de edificios históricos para aprovechar los materiales para construir fortificaciones, entre los que se cuentan los conventos de San Vicente (maravilla del Románico), el de San Agustín, los Colegios mayores de San Salvador, el de Oviedo, San Pedro y San Pablo, los colegios del Rey, Trilingüe, el de Magdalena, el de Santa María, el de San Pelayo, el de Guadalupe, el primer Colegio de los Irlandeses y el Colegio de Cuenca; aparte de varias iglesias y centenares de palacios. Algunos de estos edificios fueron destruidos por la artillería del ejército aliado.
El barrio universitario, que albergaba estos edificios destruidos se conoció desde entonces por los Caídos (=derruidos)