Castilla La Vieja
Castilla la Vieja es el nombre de una región histórica España ubicada en la zona norte del antiguo Reino de Castilla, al norte del Sistema Central. En su forma más definida las provincias de Santander (hasta 1833 y desde 1982, Cantabria), Burgos, Logroño (desde 1980, La Rioja), Palencia, Valladolid, Soria, Segovia y Ávila fueron agrupadas como pertenecientes a la región de Castilla la Vieja en el siglo XIX, si bien dicha región no tuvo ninguna función administrativa.
Sus orígenes están en la Castilla histórica que se formó en el siglo IX en la zona comprendida entre las actuales Cantabria, Álava y Burgos. En el siglo XVIII, Carlos III asignaba al llamado reino de Castilla la Vieja las provincias de Burgos, Soria, Segovia, Ávila, Valladolid y Palencia (cuyos límites no coinciden con los actuales).
La División territorial de España del ministro Javier de Burgos se plasma mediante Real decreto de 30 de noviembre de 1833, publicado en la Gaceta número 154 del martes 3 de diciembre del mismo año. Puso las bases de la Provincias que con algunas modificaciones ha llegado hasta nuestros días, y que agrupaba estas Provincias en "Regiones Históricas"; en ese decreto, a parte de las citadas (con sus límites actuales), las de Logroño y Santander eran atribuidas también a la región de Castilla la Vieja.
Algunos mapas incluyeron las provincias de Palencia y Valladolid en la región denominada "Reino de León", esta inclusión se basaba en que la frontera entre los reinos históricos venía definida por los rios Carrión y Pisuerga. Nunca existió una base legal para incluir las provincias citadas en el Reino de León regional, si bien estas dos provincias volverían en todos los mapas de los años anteriores a 1978 a Castilla la Vieja. Esta agrupación, sin carácter administrativo, que sufrió otros intentos de reforma durante el XIX, es la que ha perdurado en los libros y enciclopedias desde mediados del siglo XIX hasta superada la segunda mitad del siglo XX. Por ejemplo las primeras ediciones del Espasa, las primeras de la Enciclopedia Británica y la popular enciclopedia escolar Álvarez establecían esta división de provincias entre Castilla la Vieja y León.
Con el Estatuto de Autonomía de Castilla y León en 1983, Castilla la Vieja perdió buena parte de su identidad, al, de una parte, unirse políticamente junto con las provincias que se agrupaban en la Región de León en un ente superior, y de otra, al perder en favor de autonomías uniprovinciales dos de sus componentes: Santander y Logroño, que pasaron a constituir las comunidades autónomas de Cantabria y La Rioja, respectivamente.