Cosas de ayer (Boletín 107)

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Las plañideras

Yo no sé si has oído hablar de las plañideras, de esas mujeres, que ganaban su dinerillo parodiando el dolor familiar mediante sonoros lamentos, gritos y llantos durante los velatorios y entierros. En alguna película, si he visto escenificar tal uso, pero, en Macotera, no he llegado a conocerlo. El llanto familiar ha sido y es común e irreprimible hasta hoy, pero el oficio de plañidera, en Macotera, perdió uso hace mucho tiempo, pero nuestras plañideras debieron gozar de buena fama por el tiple y profundidad de sus lamentos, pues violaban el límite de decibelios, que ordenaba la propia "constitución sinodal" de la diócesis. Y, en la visita episcopal de 1600 a Macotera, el señor Obispo tuvo que tomar cartas en el asunto y ponerse serio, muy serio y mandó "que se cumpla la constitución sinodal de los que lloran. Se me ha informado que con el ruido de los llantos no dejan hacer los oficios de los difuntos y dio su Ilma. por condenados a las personas que hicieren llantos excesivos en la dicha iglesia, y mandó a los curas que cesen con los oficios, hasta que callen estos llantos excesivos"...


El Juego de pelota

Cualquier rincón era bueno para jugar al palmo, a los cuadrines, al aro o a las canicas, pero los muchachos lo tenían más crudo a la hora de jugar a la pelota, pues no había frontón. Valía cualquier tapia de pajar, pero era muy fácil que la pelota quedase colgada tras una piedra en cualquier canalón del tejado, y, lógicamente, los chavales prefecerían una pared alta, que les librara de estos inconvenientes; por eso, los muchachos elegían, casi siempre, jugar a la pelota en la pared de la iglesia o de otro sitio similar.

A la vera de la iglesia, se hallaba el cementerio donde se enterraba a nuestros difuntos, y donde se reunía también el Concejo cuando tenía que tomar alguna medida asamblearia. Este camposanto y el osario (el lugar donde se reunían los huesos que se sacan de las sepulturas).desaparecieron y se hizo todo plaza. Pues bien, los jóvenes y muchachos se aficionaron a jugar a la pelota en la pared del cementerio, el chivatazo llegó al Obispado, quien remite la siguiente nota, (la advertencia está fechada en el año 1623): "Por cuanto es informado que, en el cementerio o en otro lugar sagrado, con poca decencia y respeto se pone alguna persona a jugar a la pelota o a otro juego indecente, de donde se sigue grande perjuicio y daño de la iglesia; por lo tanto, mando que ninguna persona se atreva a jugar a la pelota ni a otro juego indecente en el dicho cementerio y lugares sagrados, so pena de cuatro reales por cada persona".


Vestimenta de los curas y mozas seglares

Cuando yo era un rapaz y no tanto un poco crecido, las mozas, si querían ser bien consideradas y bien vistas, debían ir a los oficios de la iglesia con velo, manga larga y con medias bien tupidas: ¡vamos!, lo que se decía con mucho recato, como signo de honestidad y modestia. Y esta decencia en el vestir no fue cosa novedosa, pues, desde que el mundo es mundo, es una exigencia.

Y este buen porte en el vestir, no era exclusivo para las mujeres mozas, pues la advertencia les llegó inclusive a los curas, pues algunos andaban con desaliño y abandono. Y, como habéis observado, no se movía una liendre sin autorización del "dómine". Les llegó a unos y a otras la siguiente recomendación: "Hay mucha relajación en nuestro Obispado acerca del traje en que suelen andar los eclesiásticos con grave nota y con igual vilipendio de su estado; por lo tanto, mando a los curas que son al presente y a los que en adelante fueren, a los demás sacerdotes y clérigos "in sacris", no anden de día ni en público, sino es llevando loba o ongarina con cuello clerical, ni concurran en ningunas funciones en otra manera, y lo cumplan so pena de excomunión mayor, seis meses de cárcel y cuarenta reales aplicados a la iglesia".

"Y asimismo, se entienda respecto a los seglares por estar informado que, en muchos lugares de esta diócesis, se va introduciendo el abuso de ir a las iglesias con el pelo atado y trenzado, y la ejecución de esta pena compete a los dichos curas, que se les encarga den cuenta a su Ilma, para proceder a mayor castigo".


Nada de arrumacos. Año 1695

Mejor es que los viejos no levanten la vista del suelo. Lo mal que lo iban a pasar los pobres por haber nacido tan temprano. La represión, a que estaban sometidos, rayaba con lo absurdo.; pero es mejor que leamos la orden del responsable de la diócesis, para que veamos, en vivo, el sometimiento: "Mando que los desposados de futuro ( los amonestados) no puedan tratarse ni comunicarse, entrando el varón en casa de la mujer, ni la mujer en casa del varón, ni en otra cualquier casa so pena de excomunión mayor; y, bajo la misma pena, mando que hayan de desposarse por palabras de presente dentro de dos meses, porque se siguen muchas y gravísimas ofensas a nuestro Señor; y mando a los curas de dicha villa que lo publiquen por descomulgados, si no lo cumplieren; y que, antes de casarlos, los examinen en las oraciones y doctrina cristiana, y no los casen si no lo supieren".


Sin la bendición nupcial, nada de nada. Año 1695.

Yo recuerdo que, cuando una pareja contraía matrimonio, a continuación, se cobijaba a la pareja bajo un paño de hombros (el yugo), se rezaban unas oraciones, se la asperjaba y bendecía,; pero, antiguamente, no se hacía así: se desposaban los novios y, a los ocho o diez días, recibían la bendición nupcial. Y durante ese tiempo, no se les permitía vivir juntos ni consumar el matrimonio: cada novio vivía con sus padres; y esta situación anormal motivó que el obispo tomase cartas en el asunto con esta conclusión.

"Después de desposados por palabras de presente, que hacen verdadero matrimonio, viven separados en diversas casas y no hacen vida maridable, hasta que reciben las bendiciones nupciales, de que se siguen muchos yerros y ofensas graves a Nuestro Señor, porque surge conciencia errónea, que no les es licito el consumar el matrimonio hasta que reciban dichas bendiciones, y que les son lícitos todos los demás actos deshonestos, que disponen, próximamente, para la copula; para evitar estas culpas y desvanecer estos errores, mando al cura, que es o fuere de esta villa, que no pueda desposarlos por palabras de presente, que hacen verdadero matrimonio, sin que, al mismo tiempo, reciban las bendiciones nupciales, y hagan vida maridable, so pena de excomunión mayor y de cuatro ducados aplicados para la fabrica de dicha iglesia".


Prohibido dar la cencerrada a los viudos. Año 1695

Vieja costumbre que el sentido común y el respeto han conseguido borrar de un plumazo de nuestra convivencia. Ya veis, como, a finales del siglo XVII, el señor obispo intentó acabar con estas vejaciones, pero, a su pesar, llegó hasta los umbrales de la segunda mitad del siglo XX. Así lo ordenó: "Mando so pena de excomunión mayor y de los diez ducados de pena, que señala la Sinodal y el Edicto que publicó su Ilma el 3 de febrero de 1695, que ninguna persona concurra a dar cencerradas ni esquiladas ni a pedir la gallina,; por lo que, se siguen graves ofensas a Nuestro Señor, como son infamar a los viudos y a las viudas, que se casan y descubrirlas deshonestamente, y otras indecencias intolerables".

Horario de misas en 1695No estaba permitido decir misa antes de la hora fijada para la misa mayor. El motivo era que, en la misa mayor, en el momento del ofertorio, el sacerdote estaba obligado a explicar la doctrina cristiana a los fieles; y los fieles estaban también obligados a escucharla. Tenían que seguir las directrices del catecismo del Padre Eusebio. Esta es la razón de la prohibición de la celebración de otras misas. Este es el mandamiento del señor obispo: "Las misas mayores las digan en verano a las nueve de la mañana; y en el invierno, a las diez; las vísperas, en invierno, a las dos de la tarde; y, en verano, a las tres”.


== Don Pedro Blázquez donó en retablo de Nuestra Señora del Rosario, en 1716 == Ante su acertada limpieza, viene a cuenta el dato.. "Dio su Ilma facultad y comisión al licenciado don Pedro Blázquez Bueno, presbítero de este lugar, para que siempre y cuando quiera y pueda, haga dorar y dore el retablo de Nuestra Señora del Rosario, que a su costa hizo, porque, de la misma suerte, quiere continuar su devoción en dorarle a su costa".

1747, se colocó el cancel de la puerta principal de la iglesia

"Manda se siente el cancel que está hecho, pagando la comida al maestro, que lo hizo, que está en Galinduste, por el tiempo que se ocupare en sentarlo y componerlo".


19 de octubre de 1727, tirón de orejas a los padres

"Han llegado noticias a su Ilma, que padres de familia, poco temerosos de Dios, a los hijos y criados no dan aquella doctrina que deben; antes bien, son ocasión de muchas ofensas a la Divina Majestad, permitiéndoles salgan de noche de sus casas en todo tiempo, menos en el agosto, a dormir en pajares en donde están con toda libertad, y no a vista de sus padres; por lo tanto, deseando su merced ocurrir a tan perjudicial abuso, manda a los párrocos de este lugar celen y les exhorten, y también manden y no solo ejecuten; y, si, sin embargo, atropellaren y continuaren en tan mala costumbre, les da suma comisión y facultad para que los castiguen por multas a su arbitrio, más o menos según fuere su pertinacia, cuyas multas su merced aplicara para la fábrica de esta iglesia".

Artículo publicado en el número 106 del Boletín de la Asociación Cultural "Amigos de Macotera"

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Articulo extraido de la bibliografía de Eutimio Cuesta Hernández sobre Macotera. Cedido voluntariamente por el autor macoterano. Muchas gracias por colaborar en este proyecto.