Donantes del solar del Hospital de Santa Ana
En aquel verano del año 1885, la peste, el cólera morbo, se había ensañado, cruelmente, con los habitantes de Macotera; no respetó edades: secuestró a niños, a jóvenes, a hombres, a mujeres, a ancianos y a ancianas: nadie se pudo librar de sus letales garras. En el pueblo, sólo había desolación, miedo, terror, hambre y muerte. No había consuelo ni remedio. El día 10 de septiembre, cuando ya había pasado la oscuridad de la tormenta, se personó el señor Obispo, el P. Cámara, a constatar la situación de lamento y de miseria, en que se sumía el pueblo. El P.Cámara quedó, realmente, iimpactado, impresionado y roto ante las escenas de dolor y de indigencia de una población abatida e indefensa ante los efectos de la enfermedad. Remedió lo que pudo con su palabra y su consejo, pero se percató de que no eran suficientes las buenas palabras, y, desde el púlpito, adelantó el proyecto de construir un hospital, que acogiese a los más menesterosos. La autoridad tomó nota de la iniciativa y se ofreció, sin condiciones, a su realización.
A sus regreso a Salamanca, cuatro jinetes macoteranos escoltaban el cortejo episcopal hasta el límite de la jurisdicción de Macotera; llegados a la raya, los jinetes echaron pie a tierra, besaron el anillo del señor Obispo y se despidieron, afectuosamente, de la máxima autoridad diocesana; el más principal de ellos terminó su despedida diciendo:
"Señor, Dios le asista, Dios le acompañe, le dé salud y muchos años de vida: Yo tengo una finca en el pueblo, que hace a tres calles, con su huerta y todo, yo se la ofrezco para lo que quiera disponer de ella. La ofrezco para el santo Hospital del que nos ha hablado, con tal de que su Señoría lo tome por su cuenta, lo gobierne y dirija".
Esta oferta verbal, la ratificó días después con la siguiente carta:
"Macotera y septiembre 14/9/1885
Ilustrísimo Señor Obispo de la Diócesis, la oferta, que hice a su Ilustrísima, de la finca enclavada en el pueblo de Macotera, es gratuita, para que su Ilustrísima disponga de ella para edificar lo que su Alteza tenga por conveniente. Éste, que hace la oferta, no necesita poder de nadie para hacer de lo suyo lo que le parezca, y nunca retrocede en lo dicho. Dios guarde a V. muchos años y V. dispense el expresar estas letras rústicas, como individuo que le faltó la primera enseñanza, que es la joya que más envidio.
Adiós, hasta que Dios quiera".
Raimundo Blázquez Molinero
En la escritura de fundación del santo Hospital, se detallan las propiedades y linderos de las fincas que, finalmente, donaron Raimundo y su hermano Laureano, que pasamos a describir:
Raimundo ofrece una corraliza en la calle de Santa Ana, de cabida de algo más de una cuarta de huebra castellana; Raimundo había comprado dicha finca a Diego Martín García, según escritura otorgada, el 28 de diciembre de 1882, por el notario de Peñaranda de Bracamonte, don Eduardo de la Torre.
Laureano dona una huerta con árboles frutales, con parte de una corraliza, al sitio del Regato del Molino, que hace tres cuartas de huebra castellana. Esta finca fue adquirida, mediante escritura pública, a Melchor González y Alejandro Barrios, vecinos de Macotera.
En la construcción del santo Hospital, se invirtieron 70.000 pesetas.
Integrantes de la familia
Raimundo y Laureano Blázquez Blázquez (Ranes) son hijos de Francisco Blázquez Hernández y María Blázquez Horcajo (01/02/1830). Digo yo que Raimundo debió de ser un señor solterón, pues no aparece por ningún sitio de la mano de mujer e hijos; en cambio, Laureano se casó por vía doble: primero con Ana Zaballos Celador, cuando terminaba de cumplir los veinticinco años y ella, diecinueve; enviudó pronto, (14/01/1867), y medio año después, se volvió a casar, esta vez, con Brígida García Hernández (22 años), el 24 de julio de 1867. Con esta segunda esposa, tuvo varios hijos: Gabriel Francisco Blázquez García (10/05/1868); Mª Teresa Blázquez García (05/10/1869) (+); Mª Teresa Blázquez García (17/12/1870); Cristóbal Blázquez García (10/12/1873); Pedro Blázquez García (06/11/1876); Mª Presentación Servanda Blázquez García (23/10/1878); Ramón Blázquez García (11/03/1881) (éste se casó, en Peñaranda de Bracamonte, con Florentina Madrid Gómez, el 8 de septiembre de 1913); Francisco Blázquez García (15/11/1885) y Miguel Blázquez García (15/03/1888).
Raimundo y Laureano tuvieron otros dos hermanos: Ramona Blázquez Blázquez y José Antonio Blázquez Blázquez. A Ramona no le he seguido la pista, sin embargo, José Antonio está bien identificado.
José Antonio se casó en Pascualcobo con Antonia Pérez Gómez, hija de Manuel Pérez y Eugenia Gómez.
No olvidemos que los tres hermanos eran tratantes, que recorrían el mundo en busca de mercados: Laureano llegó hasta Francia,y, cuando iba a ese país, se quitaba el traje charro, y se embutía en un elegante terno, se calaba un sombrero de ala ancha y portaba en su diestra un lustroso bastón. Y, en estas correrías, por los pueblos aledaños, José Antonio debió de conocer a Antonia, su futura mujer. De sus hijos, llegué a conocer alguno: Celestino Blázquez Pérez (01/12/1864); Mª del Carmen Blázquez Pérez (08/09/1867); Diego Blázquez Pérez (11/02/1870), (don Ramón Hernández, médico titular, que le ayudó a nacer, tuvo que aplicarle el bautismo de socorro); Laureano Blázquez Pérez (16/06/1872) (éste falleció a los tres meses de nacer); Felisa Blázquez Pérez (07/11/1876) Alonso Blázquez Pérez (30/11/1879); Francisca Blázquez Pérez (05/10/1881); Benigno Blázquez Pérez (26/05/1884), éste se casó con Mª Teresa Izquierdo, el 4 de junio de 1910 y José Antonio Blázquez Pérez (06/03/1890), que contrajo matrimonio con Petra Jiménez Cuesta, Caloras, prima de mi padre.
- Artículo publicado en el número 110 del Boletín de la Asociación Cultural "Amigos de Macotera"
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