El Medallón de la casa de Juan Gómez (Macotera)

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Manuel Gómez Blázquez se casa, en primeras nupcias, con su prima carnal Gertrudis Gómez Bueno. De su primera mujer, nace Antonio Gómez Gómez (13/6/1885) y, en segundas, con Francisca Santos González, natural de Aldeaseca de Alba. de este segundo matrimonio, nacen Aurelio Gómez Santos (5/2/1892) (éste contrae matrimonio con Ana María Sánchez López en la parroquia del Carmen de Salamanca el 13/ 8/ 1917), Timoteo Gómez Santos (15/12/1895) y Restituto Gómez Santos. Manuel, a finales del XIX, levanta su casa en la calle Oriente nº 6. Se trata de una de las primeras mansiones que se construye con ladrillos, pues, ya se sabe, que, antiguamente, las viviendas se edificaban de tapial y adobe. El solar, sobre el que erigió la casa, fue una corraliza que limitaba con los ejidos del Concejo que ocupaban la vereda izquierda de la calle del Piojo y cubrían la espalda de las casas primeras de la calle de La Plata; la vereda derecha de la calle el Piojo, la cerraban las pequeñas tapias de varios herrenes; en estos espacios de pasto, a finales del siglo XIX, se edificaron las casas y pajares de la actual calle Mediodía y las viviendas de Pedro Pondera y Alfonso, el del Villar; estas construcciones trazan la calle Nueva. La calle Mediodía se la conocía antaño como del Piojo, porque los ejidos del Concejo y los herrenes aledaños servían de pasto a numerosos animales, y éstos atraían cantidades de insectos, razón de que se le bautizase con dicho nombre.

El bombardeo del francés (1808) convirtió en ruinas el monasterio de los Jerónimos de Alba de Tormes. Las piedras, los capiteles, las columnas, medallones e imágenes quedaron esparramadas por el suelo. Las ruinas de los Jerónimos se convirtieron en las canteras de Alba y de sus pueblos. Es posible que Manuel Gómez encontrase, en el corral de la casa de su suegro en Aldeaseca, algunas de esas figuras y le vino alguna de perlas para decorar la fachada de su nueva vivienda. Se trajo, entre ellas, un medallón con la efigie de un guerrero, labrada en piedra de Villamayor, una pieza interesante en que destaca la mirada profunda del personaje, su peinado en trenza que se enrolla cubriendo la oreja derecha, y el alzado del cuello de su camisa muere en forma de pajarita sobre la parte inferior de su cuello. Cubre su cabeza un pequeño casco; éste y su barba cuidada armonizan su rostro. Su conversación es perfecta, debido a que se encuentra protegido por su posición Este.

Recuerdo, y así me lo confirman Mª Antonia y Juan, que, al otro lado del balcón, se mostraba la figura de Moisés con las tablas de la ley. Esta escultura en piedra fue enajenada (vendida) hace tiempo, y el hueco vacío se ha rellenado con un lienzo rectangular de cemento. Sobre la ventana del comedor, pende un trozo de crestería de alabastro, que, posiblemente, perteneció a la visera de una pequeña capilla. Esta pieza es única en Macotera, pues los dinteles de las puertas con sus adornos son de piedra de pajarilla.


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Articulo extraido de la bibliografía de Eutimio Cuesta Hernández sobre Macotera. Cedido voluntariamente por el autor macoterano. Muchas gracias por colaborar en este proyecto.