Noticiario de los siglos XIX y XX (Macotera)

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Este título lo dedicamos a la presentación de una serie de apuntes, que recogí, hace años, del archivo municipal de Macotera y del periódico semanal “La voz de Peñaranda”, con noticias que han tenido su aquél en el progreso lento, pero firme de Macotera en los dos últimos siglos.

Boda real Enero de 1878. El Ayuntamiento, previo el enlace de S.M. el rey con la infanta doña Mª de las Mercedes, con la alegría de los macoteranos, acordó que, el día 23 de enero de 1878, a las once de la mañana, el clero celebre un “ tedéum” en la iglesia y se coloque en el balcón del Ayuntamiento sus colgaduras nuevas hechas al efecto, con exposición al público del retrato de S.M., con disparo de cohetes. A las 3 de la tarde, baile hasta las 5; a las 7, otra vez baile; iluminación, hasta las 10, arderá, para el caso, en la plaza Mayor, una encina. El día 24, se repartirá a los pobres una limosna de 200 reales.

El bando Año 1865. “Yo, el alcalde, hago saber que ha llegado a mis oídos noticia del poco decoro que guardan algunos jóvenes de ambos sexos, cuando van, mayormente, por las tardes a buscar agua a los pozos públicos; y, sin consideración, por otra parte, de la falta que cada cual hace en las casas de sus padres, se están las horas enteras con los cántaros llenos o vacíos, dando con esto lugar a la reunión crecida de personas. No se permita a ninguna persona estar parada en los pozos públicos y se prohíbe la reunión en los mismos bajo la multa de medio duro cada cuatro (personas)”.

La lotería Año 1887. El alcalde tiene noticia de que el vecino, Manuel Hernández Sánchez, se establecía en sitios públicos todos los días, tanto de feria como de trabajo, con el juego de la lotería de 90 números en bolas y cartones, cobrando por ello, y que los jugadores perdían importantes cantidades de dinero. Acuerda prohibir la costumbre bajo una fuerte multa. Por deslenguado Se le castiga y duro a un tal Antonio, por proferir palabras gravemente escandalosas contra Dios y los Santos. Se le condenó al arresto de 10 días de cárcel y a abonar las costas y el papel consumido en los escritos.

El sarampión. Año 1878. Se cerraron las escuelas, durante 15 días, medida tomada contra la propagación del sarampión.

Los primeros inscritos en los libros del juzgado

Libro de nacimientos El primer apunte, que aparece en el libro de nacimientos, es el de Juan Antonio Zaballos Hernández. Nació el 4 de noviembre de 1871. Es hijo de Francisco Zaballos García (chalán) y de Mª Teresa Hernández Zaballos. Era juez, entonces, Miguel Oreja.

Libro de defunciones Primera defunción registrada en el libro de defunciones: Ana Gómez Blázquez falleció el 6 de enero 1871, a consecuencia de una peritonitis crónica, a los 60 años de edad. Su esposo, Antonio Bautista Blázquez, labrador, vivía en la calle Beneficio, 11.

Libro de matrimonios Figura, en primer lugar, el matrimonio de Pedro Bueno Blázquez con Ramona Salinero Hernández. Tuvieron un hijo, llamado Manuel, nacido el 18 de julio de 1871. El padre del novio se llamaba Manuel Bueno Zaballos, negociante en lanas, y residía en la calle de Santa Ana, 51.

La subasta

Nos vamos a detener a presenciar la subasta de los bienes de los Jerónimos, que éstos poseían en el pueblo. El administrador de sus bienes había presentado la tasación mínima inicial. El alguacil hizo cargo a los presentes de las órdenes que gobiernan esta materia. Participan, en el concurso, José Losada y don Luis Taramona. En este instante, se enciende la candela y se inicia la puja. José ofrece un real más; don Luis, diez fanegas; José y Luis apuestan una y otra vez. La vela se consumía lentamente, mientras su llama se ladeaba a uno y a otro lado, señalando con su dedo neutral el turno de cada cual. La lucha estaba igualada. Mucha emoción en el público. Por fin, se consumió la mecha. El último postor había sido don Luis Taramona. A esta hora, la de la vela, quedaba rematada la hacienda de los monjes en el citado Taramona en la cantidad de 4.002 reales y 60 fanegas de trigo. El escribano dio fe, siendo testigos dos vecinos de Macotera: un tal Baltasar y don Martín, y Juan, vecino de Galleguillos. Podéis pensar que se trata de un sistema injusto, pues la candela fijaba el tiempo de uno en beneficio del otro. Pero todos tienen su oportunidad. Una vez concluida la subasta, cada postor tenía la baza de participar en el “cuarteo”, que consistía en ofertar la cuarta parte más de la cantidad en que es otorgado el remate. Para ello, se volvía a citar a un nuevo remate a los candidatos mediante edictos que se colocaban en los sitios de costumbre. En este caso, se convocó a la gente para las doce de la mañana. Se encendió la candela como de costumbre. Hechas las prevenciones ordinarias, ardió la vela más de media hora, y no se presentó oferta mejor, o sea, que no sabemos cuál era la intención de José Losada: ¿Enredar?

Va de cereales Año 1887. Macotera dedica a cereales 4.872 huebras y 100 estadales. A pastos, 72 huebras y 199 estadales. La superficie de monte y otro arbolado está incluida en la de cereales y pastos. Se cuentan 5.800 encinas. Aranzadas destinadas a viñedo, 1.071. Huebras de tierra inútil, 47.

Resultado de la cosecha de los años 1886/87

Especies Fanegas Hectolitros Litros Trigo 16.090 8.929 95 Cebada 8.550 4.745 25 Centeno 252 143 19 Avena 1.044 579 42 Garbanzos 2.010 1.115 55 Algarrobas y guisantes 3.480 1.932 51


Vamos de dote Era por el año 1794. Se había casado Juan, el hijo de Basilio Carrasco y su padre quiso ponerle la labor, darle su dote; cosa que hizo notarialmente. Otros seguían trabajaban en casa del padre, arando los cuatro cachos, y los pobres recibían como fortuna, una manta y un legón; en cambio, Juan fue de los afortunados. El hombre recibió: Un carro con su yugo, tasado en 300 reales; dos yugos ariscos con medianas, coyundas y barzones, valorados en 42 reales; Seis rejas, en 66 reales; dos arados empalmados con dos estebones, en 24 reales; dos arados nuevos con sus terigüelas, en 8 reales; dos gavilanes, en un real; un buey, llamado el “Belloto”, en 700 reales; otro, llamado el “Dorado”, en 600 reales; una vaca roja, en 500 reales; otra, llamada la “Gacha”, en 660. Tres camisones de lienzo y tres almillas, en 160; tres jubones y tres pares de calzones, en 180; una anguarina de paño de Torrejoncillo, forrada de bayeta morada, en 80 reales; un par de calzones de paño de Torrejoncillo forrados en lienzo, en 30 reales; una capa de paño traída de Villanueva de Gómez, en 80; tres pares de medias y tres de calceta, en 40; un par de zapatos, en 15; un camisón bueno de lienzo, en 60 y un sombrero, en 14.

La herencia del Cardenal Cuesta

Don Pablo Cuesta Rubio, natural de Macotera, era el capellán de Nuestra Señora de Valdejimena. Don Pablo tenía, como cuñado, a Juan Sánchez Bueno, alcalde por el año 1844. Ambos eran tíos de Miguel García Cuesta, colegial actual en el Real Seminario Conciliar de la ciudad de Salamanca. Era el único sobrino de Pablo y de Juan, entonces deciden hacerle donación perpetua de todos sus bienes, con el objeto de que, con sus rentas, pueda recibir las sagradas órdenes de sacerdote para honra y servicio de Dios Nuestro Señor.

La primera caja buzón de correos Mayo de 1880. “Debiendo empezar el correo diario en esta provincia, el día 25 del actual, según órdenes de la Superioridad, recomiendo a Vd. el establecimiento de una caja buzón en sitio conveniente para depositar la correspondencia pública y oficial de ese pueblo, la que deberá tener llave, la cual entregará al peatón nombrado para desempeñar el cargo de su destino, don Mateo Díaz García; al que deberán guardársele las prerrogativas que la ley le concede, siendo auxiliado en todo por su autoridad”.

Cementerio civil En abril de 1883, se construye un cementerio civil, para evitar enfrentamientos entre las autoridades civiles y eclesiásticas.

El sistema métrico decimal Mayo de 1883. “En diferentes circulares de este Gobierno, se ha interesado la urgente necesidad de plantear, en ese pueblo, el sistema métrico decimal, y la incomprensible apatía, que demuestra en el cumplimiento de aquellas órdenes, llega al extremo de no haber recogido todavía la colección de pesas y medidas que, con dicho objeto, han sido destinadas a ese municipio por la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadística, las cuales obran en la sección de Fomento en esta provincia. Se le exige por parte del Gobierno Civil, se retiren”.

Viñedos Año 1884. En este año, Macotera tiene plantadas 375 has de viñedo. La producción por hectárea es de 8 hectolitros y 38 litros: 52,37 cántaros. En el último quinquenio, se produjeron 16.742 hectolitros y 25 litros, o sea, 104.639 cántaros( en cinco años). La producción (año 1884) fue de 3.146 hectolitros, que son 314.600 litros: 19.662,5 cántaros. Grado del vino: 15 grados. Para hacer el vino tinto, se mezclan tres partes de uva blanca y una, de tinta. Por lo general, se consume lo que se produce. Existen: 261 bodegas.

El cólera morbo

Macotera sufre una gravísima epidemia de cólera morbo durante los meses de agosto y septiembre de 1885. Fueron afectadas por el mal 364 personas. Murieron 77: Mayores de 14 años: 18 hombres y 46 mujeres. Menores de 14 años: 13 de ambos sexos. Por la cantidad de muertes que produce la peste, el Ayuntamiento se ve en la necesidad de contratar dos camilleros para trasladar los cadáveres al cementerio, a quienes se paga dos pesetas diarias. (Patricio Andrés Montalvo de Santiago de la Puebla regaló para los enfermos necesitados 20 fanegas de pan. Los de Alaraz venían a la raya de Santiago y Macotera a vender pan).

El matadero viejo Ocupaba el local, propiedad de Cele el Pondera, colocado entre las viviendas de Paulino Sánchez y Manolo Albarrán en la plaza de la Leña, 17. En los últimos años del siglo XIX, figuraba como matanchín y carnicero Matías García, padre de Prim y Pepe. Pagaba de renta 60 pesetas. El Matadero nuevo fue construido en l918, al mismo tiempo que el cuartel de la guardia civil. En 1890, se cursan varias denuncias al Gobierno Civil y a Sanidad contra el matadero de la plaza del Mercado, porque tenía un muladar para echar los vientres y éste producía grandes molestias a los vecinos, que acudían al mercado los domingos. Lindaba por derecha, entrando, con un pajar de Mateo García; por la izquierda, con casa de Pedro Hernández Martín y lo mismo a la espalda. Fue adquirido en 1820. El cuartel viejo No sabemos dónde tuvo su primera sede. Este cuartel se trasladó de Cordovilla a Macotera a primeros de julio de l893, siendo alcalde Juan García Blázquez. El Ayuntamiento no disponía de local para acomodar a los cinco números de que se componía el grupo y para instalarlos debió arrendar un local, adecentarlo convenientemente y rodear a las familias de una serie de prebendas, tales como la proporción de paja y cebada para las caballerías, y la atención gratuita del servicio médico y farmacéutico. Todos estos gastos corrieron de cuenta del Ayuntamiento, pues fue el propio pueblo quien solicitó la presencia permanente de la benemérita por tratarse de una localidad de reconocida importancia tanto en el aspecto agropecuario, como el comercial e industria.

¿La plaza de la leña o plaza del Mercado? Es una entidad en el pueblo como sucede con la calle de Santa Ana; sin embargo, pocos la conocen como plaza del Mercado. Se limita esta nombradía a la placa del callejero y al destino de las cartas que reparte el correo. La mayor parte de la gente la conoce como plaza de la leña; no obstante, los dos nombres de la Leña y del Mercado tienen su porqué. Los leñadores de Cabezas y pueblos vecinos depositaban sus cargas de leña en la plaza y allí se acercaban nuestras madres a comprar cuatro o cinco palos para atizar la lumbre. Los de cabezas no solo traían leña, sino también unos sacos de cisco y unas brazadas de retamas. Este es el motivo de que la mayor parte de la gente nombre a dicha plaza, la plaza de la Leña. La plaza va ligada a la leña, pero también camina impregnando nuestros balbuceos y vivencias infantiles. El nombre de plaza del Mercado tiene tanta solera como el de la Leña. Se denomina así porque, antaño, en su recinto se celebraba un mercado de ganados. Fue el 11 de enero de 1861 cuando el Ayuntamiento acordó establecer, con la aprobación del Gobernador Civil de la provincia, un mercado semanal dominical. Sus inicios fueron inciertos y, a pesar de los esfuerzos de los concejales y del vecindario, no terminó de consolidarse y de alcanzar el atractivo preciso como ocurría con otros mercados de la provincia y de la próxima Ávila. El 12 de enero de 1894, se reúnen en el Consistorio las autoridades y aquellos vecinos, que conocían por su oficio el funcionamiento de otros mercados, y aprueban una serie de medidas encaminadas a dotar al mercado de las condiciones morales y materiales propicias, que contribuyan al desarrollo de la industria agrícola, pecuaria y comercial, que se hallaba debilitada a finales de siglo. Para conseguir el objetivo, determinan que el mercado semanal, que tenía lugar el domingo, en lo sucesivo, se celebre los miércoles de cada semana, por entender que, de esta manera, se ha de dar mayor impulso a la actividad, dada las condiciones de ser de este vecindario. Asimismo, se acordó que los ganados, que se expongan, queden exceptuados de toda clase de impuestos. Por último, se designaron los sitios o puntos donde se han de colocar los objetos de contratación que son los siguientes: Los ganados vacunos ocuparán el tramo que llaman la Cruz del Ángel (Cotorrita) y el pozo de Juan Rey (enfrente del señor Lucio Panadero. Aún no se habían edificado ni el matadero ni las casas y corrales de la Cotorrita). Los cerdos se situarán en las proximidades del pozo de las piedras (enfrente de la casa de los hermanos López Flores). El ganado asnal, caballar y mular se instalará a la trasera de los corrales de Mateo Gómez Nieto y a la entrada de la calle Alameda. Los demás géneros: granos, verduras, cacharros y de más en la plaza Mayor.

Toros, el día 8 de septiembre de 1893 Desde hace unos años, se organiza un festejo taurino el día de la Virgen de septiembre. Figura como novedad, como algo inédito del que se presume por demás. Hoy está todo inventado, hasta un evento taurino. Al pleno del Ayuntamiento del 28 de agosto de l893, llegó una instancia suscrita por don Ubaldo de la Peña, farmacéutico de la localidad, solicitando el competente permiso para organizar una corrida de novillos para el día 8 de septiembre venidero, festividad de la Virgen de la Encina, en la que argumenta que así lo han pedido varios de sus convecinos, sin que, en dicha instancia, se exponga un solo nombre de los que son ni el número de novillos que han de ser capeados. Se abrió discusión sobre el contenido de la instancia y, por mayoría, se resolvió lo siguiente: Primero: Otorgar a don Ubaldo de la Peña el permiso para la corrida de seis o siete novillos en la tarde de dicho día, siempre que el señor Gobernador Civil de la provincia conceda la oportuna licencia. Segundo: que el referido señor de la Peña, de su cuenta y riesgo y bajo su responsabilidad, dé encerrado el ganado a las siete de la mañana y la construcción del toril y de la plaza redondel donde han de ser capeados en la forma que viene de costumbre y, a cuyo efecto, el señor alcalde publicará un bando excitando a los vecinos dueños de carros los faciliten voluntariamente con el objeto de impedir cualquier desgracia. El señor Gobernador Civil, con fecha 30 de agosto, concede la oportuna licencia, pero con la advertencia de que la plaza y el toril han de estar construidos tres días antes al de la celebración de la corrida, para que puedan ser reconocidos por un arquitecto o perito. Así se hizo. Las cosas resultaron bien, porque su organización y el esmero, con la que se cumplió la ley, fueron todo un ejemplo.

Venta del molino Febrero 1890. Eduardo de la Torre, propietario del molino harinero, muere sin herederos. Entonces, su viuda enajenó el molino a Agustín Domínguez Vicente, vecino de Tordillos, con la carga o servidumbre de dar agua para regar la dehesa boyal. En el 1899, don Agustín Domínguez Vicente, vecino de Tordillos y dueño del molino se compromete, ante notario, a respetar el compromiso tradicional de proporcionar agua del caño para regar el prado durante los meses de febrero a mayo. El molino del río se transformó en fábrica en 1934. La maquinaria se movía, durante el invierno y primavera, por la acción de una turbina presionada por el agua del río, almacenada, para el efecto, en la balsa; y, durante el verano, por medio de una dinamo. La montaron los catalanes. Vino como molinero, Jesús García Santos, que trabajaba en la fábrica de harinas de Manuel Olivenza de Salamanca, que estaba ubicada en el camino de la estación. En principio, no aceptó la oferta, pues se encontraba muy a gusto en Salamanca. El pueblo no le tiraba mucho; por fin, Ramón Marcos, molinero jefe de la fábrica salmantina, le convenció. Llegó a Macotera el año 1935. Aquí estuvo hasta el 48, en que le sustituyó su hijo Jesús. Nos cuenta Jesús el Molinero, que, cuando el río traía mucha agua, se pasaba la harina con un carro tirado por una yunta de bueyes. Cuando los costales se hallaban en la orilla del pueblo, se cargaban en un camión “Ford” que habían comprado los Domínguez a Antonio Gallinero. Antonio Pelele de Santiago era el encargado de recoger con un carro el grano por el pueblo y de repartir, después, las maquilas. Lo sustituyó Inda.

Don José, el secretario, fue el contable de la fábrica del río. Estaba a pupilo en casa de la señora Anita (Conce). La fabrica del Corazón de Jesús se construyó en 1950. La montaron los catalanes. Ocho mujeres cosían sacos sin descanso. 32 familias vivían de la fábrica. Se cerró en 1986.

Disputa por el reclutamiento de Manuel Domínguez Manuel Domínguez Flores, hijo de Agustín y Melchora, natural de Macotera, nació el 5 de abril de 1883. El problema con este muchacho surge, en 1903, a la hora de alistarlo en el ejército; se discutía si debía hacerlo en Macotera o en Tordillos, lugar de nacimiento de su padre. Macotera alega que sus padres no han vivido en Tordillos, sino en el molino harinero movido por agua, de Macotera; que las constantes inundaciones y humedad produjeron en la madre del mozo una enfermedad gravísima y que, restablecida, se trasladaron a esta villa, dejando, únicamente, en el molino un hijo llamado Antonio y un criado; que, en este pueblo, paga la contribución y que, como vecino de Macotera, ha solicitado y recibido préstamos de los fondos del pósito; que los demás hermanos asisten a la escuela de Macotera; que el padre tiene una de las casas más importantes de la población en la calle Millán y Caro, lujosamente amueblada, tal como lo permite la buena posición de que disfruta. Este es el contenido del expediente que Macotera remite a la oficina de reclutamiento de Salamanca, para que decida el lugar de alistamiento del soldado. La oficina de reclutamiento opta por Macotera. Tordillos insiste en la proclama de su derecho. Macotera sigue en sus trece: todos los hijos nacieron en esta villa, (Manuel, Antonio, Tomás, Francisco, Alejandro y Teodoro); pues, en el molino de Tordillos, no tenían vivienda, sólo un palomar y una pocilga; además, porque hace un mes sacrificó diez cebones que tiene en salazón en su propia casa y en la de su suegra, para atender, durante el año, el consumo de su numerosa familia.

Las escuelas de Santa Ana En 1851, la ermita de Santa Ana fue cedida por el Ilmo. Sr. Obispo al Ayuntamiento de esta villa, porque se encontraba completamente arruinada y sin puertas e inservible para el culto. En agosto de 1863, el concejo vende 38 huebras de tierra en 49.438 reales, para construir, en ese solar, dos escuelas: una de niñas y otra de niños. Además, se contaba con 10.000 reales, que tenía ofrecidos el Arzobispo de Santiago de Compostela, don Miguel García Cuesta, para este fin. En 1865, se anota que Macotera no tiene ninguna escuela, porque hoy no existen. Se están construyendo dos locales que, a no dudar, van a reunir las condiciones necesarias a su buen objeto. Están rematadas en 11.637 escudos. En junio de 1866, se presenta una queja en el Ayuntamiento: Yo, Mateo García, que habito en la casa nº 16, de la plazuela de Santa Ana, den oídos a lo que sigue: Que, habiéndose fabricado ya, en parte, el local para las escuelas de esta villa, inmediata a mi casa, y separado, únicamente, por una calleja que, por su estrechez y por el punto céntrico que ocupa, hace que, especialmente, por las noches, los que moramos en la citada mi casa, aguantemos muchos rumores, advirtiendo que la citada ermita llevaba la línea de la fachada que mi casa lleva, pero hoy el nuevo edificio, que se construye, sale de fachada de tal manera, que, como ustedes quizás hayan visto, me deja arrinconado, expuesto a cualquier desazón, porque, con la oscuridad y la forma que queda, no promete seguridad individual. Expuestas las principales causas, espero me den autorización para sacar la fachada de dicha mi casa en la línea de las escuelas. Gracias por ser de justicia.

Apenas se finalizan las obras, se arruinan por su pésima construcción, en las que invirtieron miles de duros, cuyo expediente se encuentra en el Gobierno Civil de Fomento. El Ayuntamiento decide instalar la escuela en la panera del pósito, dentro de las épocas en que dicho local no se utilice. El Ayuntamiento pide responsabilidades a quienes proceda para que reedifiquen los citados locales en el piso bajo del destruido, aprovechando los muros de hoy. En marzo de 1879, protestan los vecinos de la plazuela de Santa Ana por el peligro del edificio arruinado en que juegan los muchachos y recaban del Gobierno se adopten las medidas pertinentes para su reconstrucción. En octubre de 1883, el gobernador comunica que el presupuesto de las obras de las escuelas asciende a 80.000 reales, que el Ayuntamiento compre un trozo de casa para completar el terreno indispensable. Adquiere un terreno en 1641 reales, dinero que está incluido en dicho presupuesto. Y se anuncia la subasta. El proyecto incluía la construcción de dos escuelas de niñas y dos niños. Este fue el proceso que siguió la construcción de las famosas escuelas de Santa Ana, cuya solidez ha sido por todos vivida y disfrutada.

Los pozos Había dos pozos de agua buena: el de arriba, el del encañao, se le conocía por el pocillo; el de abajo, a la salida para el prado, el pozuelo. En 1893, Moneo de Salamanca les colocó dos bombas para elevar el agua. El Ayuntamiento le pidió presupuesto de unas cubiertas de hierro para los pozos y de la construcción de un puente de hierro sobre el río Margañán en el paso de Angorrilla. Moneo le remitió una carta con el presupuesto: 6.250 pesetas. Se lo agradecen y prometen firmar el contrato cuando sea posible. Un año después, se construyó el puente sobre el río Margañán y se pusieron las tapaderas de hierro a los dos pozos. Las tapaderas eran necesarias, pues unos años antes, se dio el caso de que, en el pocillo, habían visto restos de animales muertos. El Ayuntamiento mandó que se limpiase el pozo, ya que existe repugnancia entre los vecinos y dejan de ir a buscar agua. A finales de siglo, se construyó, sobre el pozuelo, una caseta con piedras y cal.

Calles desaparecidas: En 1865, existían estas calles, hoy desaparecidas: Frailes, Corta, Cava, Altamira, Arco, Pajares, plaza de las Fuentes, Serranos y Salsipuedes.

La filoxera Mayo de 1882. Varios vecinos se quejan de que había plaga del pulgón en el viñedo e indican que el agua del santuario de San Gregorio, que se venera en Solsada (Navarra), había producido efectos milagrosos, haciendo rogativas en procesión. Se acordó que el auxiliar del Ayuntamiento se personase en dicho santuario en busca de agua y diese una limosna al capellán de la basílica, para que allí se aplicase con referido fin.

Doce sacerdotes Se lee en la revista “Semana Católica” de junio de 1886. “La villa de Macotera, tan distinguida por su piedad, cuenta actualmente con doce sacerdotes, de los cuales la mayor parte presta sus servicios en esta diócesis; y otras tantas religiosas, en los conventos de Peñaranda, Salamanca, Alba y Ávila”.

El bodigo y la ofrenda de boda Los pueblos se rigen por las costumbres. Las costumbres se convierten en ley inviolable. Pero todo tiene su origen, su principio. Allá, por el siglo XIII, la viuda tenía obligación, durante el primer año de viudedad, de llevar a su parroquia, todos los lunes, un bodigo (pan) y dinero (responso), después de cogida su cosecha de pan y vino. La ofrenda de boda era más variada y sustanciosa. e lieuen (lleven) con los novios una espalda de bon carnero e dos candelas (una por novio) e I bon pan con vino.

Inventario de los bienes del municipio en 1890: Fincas urbanas Después de desamortizarle las fincas, el molino del río y el tejar en 1890, le queda al ayuntamiento el siguiente patrimonio: - Una casa destinada a la sala de sesiones, archivo, secretaría de Ayuntamiento y cárcel, que consta de planta baja y piso segundo, de construcción ordinaria de tierra y ladrillo, de 144,5 metros cuadrados, valor aproximado de 3.000 pesetas. Linda por derecha, entrando, con la panera del pósito; por izquierda con casa de Mateo Blázquez Bautista, y por norte con la plaza, por donde tiene entrada. - Un portal o habitación tejivana, próximo a la plaza y entrada a la calle Honda, de constitución de tierra y algunos ladrillos, llamada carnicería (Correos). Linda por la izquierda, según se entra, con posesiones de Francisco Blázquez García, y lo mismo por la espalda; y por derecha, con casa de Luis Sanjuán; y por norte, con la citada calle, cuya posesión no tiene destino en la actualidad. Tiene una cabida de 26 metros cuadrados. Su valor es de 150 pesetas. - Una casa en la plaza de Santa Ana, que se halla destinada en la actualidad para cuatro escuelas públicas: dos de niños y dos de niñas, que sostienen los fondos municipales. Linda por todos los rumbos con dicha plaza de Santa Ana. Tiene una superficie de 500 metros cuadrados. Su valor es de 5.000 pesetas. Una casa matadero público en la plaza del Mercado de la Leña, a orillas del pueblo, donde se sacrifican los ganados para el consumo de la población. Ocupa una extensión de 48 metros cuadrados. Tiene un valor de 200 pesetas. - Un corral a la salida de Tordillos, de paredes de tierra, titulado del concejo, el cual sirve para encerrar los ganados extraviados y se aprehenden en los sembrados. Linda por todos los aires con eras de particulares, excepto al mediodía, donde tiene la entrada, que linda con el camino de Tordillos. Ocupa una superficie de 548 metros cuadrados. - Un juego de pelota, abierto por todos los lados, al sitio de la plaza del mercado de la leña, que sirve o hace frente a dos juegos, construido de piedra, cal y ladrillo. Linda al este con casa de Antonio Bautista Pérez y eras grandes; al norte y poniente con Regato de la Virgen y mediodía, con casa de Pablo Hernández Zaballos. Ocupa una extensión de 1.121 metros cuadrados. Fincas rústicas

Un monte de encinas, nominado “monte viejo”, que, sólo y exclusivamente, pertenece el arbolado al común de bienes, cuyo número, aproximadamente, es de dos mil quinientas encinas. Linda por oriente, con viñas y tierras particulares; por poniente, con el “monte Melgarejo” y por el norte, con camino que conduce a Tordillos. Otro monte, nominado Melgarejo, destinado a pasto como dehesa boyal, exceptuado de la venta por R.O. de 18 de abril de 1876. El cual tiene arbolado de fresno.

Se perdió una mula Año 1888. ( El Adelanto, 11/12/1888). Es orden del alcalde. Se halla depositada en el pueblo de Macotera, una mula cerrada, alzada siete cuartas, pelo castaño, con pelos blancos en la crin, con señas en ambas manos de labra. La persona, que se crea en derecho a ella, puede reclamarla en forma en el plazo de doce días a contar desde la inserción del presente en el Boletin Oficial de la Provincia. Transcurridos los cuales, será vendida en pública subasta.

Donativos para el hospital Año 1886. (La Semana católica, de 5/6/1886). El boletín de la diócesis publica los últimos donativos para edificar el hospital de Macotera, y como la cantidad recaudada es tan exigua, tendrán que paralizarse las obras si las almas caritativas no prestan su apoyo. Bien saben los lectores de la “Semana” que se trata no solo de hacer un hospital, sino también de perpetuar la memoria del Exmo. Cardenal Cuesta, gloria legítima de nuestra provincia. En marzo de 1897, el párroco de Macotera, don Joaquín Cruz, y el Ayuntamiento hiicieron el miércoles de ceniza una cuestación, casa por casa, para el hospital de dicha villa, recogiendo 139 pesetas en dinero, 100 libras de garbanzos y 2 libras de cera. En el hospital, en prueba de gratitud, se celebró una novena a san José pidiendo por los bienhechores. En abril del mismo año, el Ayuntamiento donó al hospital la suma de 500 pesetas, y el ilustrado médico de esta villa, don Matías Alonso, dos magníficos bancos para la capilla. Se dice, según un colega, que algunos matrimonios acomodados de Macotera, que no tienen hijos, dejarán sus capitales para el benéfico establecimiento.

Una desgracia El martes último, 20 de abril de 1897, ocurrió en Macotera una sensible desgracia. Un joven iba guiando un carro tirado por una pareja de bueyes y, al dar la vuelta hacia la calle de las Velas, aguijoneó a los bueyes para que tomaran bien la curva y, espantados éstos, emprendieron rápida carrera. Quiso entonces detenerlos y, al ponerse entre ellos y una fachada inmediata, recibió tan fuerte golpe con la lanza o pértiga del carro, que le ocasionó la muerte en el acto. El infeliz conductor era joven, contrajo matrimonio hace año y medio y deja un niño de pocos meses.

La primera farola Año 1900. Dice el pleno del Ayuntamiento que se establezca una farola para el alumbrado público en la plaza Mayor, dada su importancia, y que, según lo fueran permitiendo los fondos municipales, se instalen algunas más en las calles más céntricas. Retorno de la guardia civil 2 de septiembre de 1900. El alcalde expuso a la consideración de la corporación municipal la necesidad imperiosa de que se solicitase al señor Gobernador Civil el pronto regreso, a esta villa, de la fuerza de la guardia civil, que ha sido reconcentrada en la ciudad de Béjar, en atención a los frecuentes hurtos que se cometen en los frutos del viñedo de este término y en el de Tordillos.

La tormenta El 5 de septiembre de 1900, ya había caído una furiosa tormenta en el término de Tordillos, que afectó a los viñedos de los contribuyentes macoteranos. Pero nos tocó la china el último día de junio del año siguiente: “El alcalde manifestó que la violenta tormenta que, en la madrugada de este día, había descargado en todo el término, había destruido por completo las cosechas de vino, cereales y legumbres, que tan grandes se presentaban, ofreciendo un cuadro imponente y desastroso la obra devastadora del granizo, y se estaba en el caso de dar cuenta de este siniestro al Gobierno, la Diputación, senadores y diputados por si pueden recabar algún socorro, con que aliviar a los labradores y conseguir el perdón de la contribución territorial del próximo año”.

El incendio en el Ayuntamiento Empezó mal el siglo XX en Macotera, primeramente, con la desgraciada tormenta de 1900. Unos días antes, el 7 de junio, se incendió el Ayuntamiento. “El alcalde manifiestó que el incendio producido por mano criminal en la mañana del 7 del actual en las oficinas de esta Ayuntamiento, situadas en la planta baja de la sala consistorial, había ocasionado, aunque en pequeño, algunos desperfectos en la documentación y material, y que, para evitar en lo sucesivo se repitan tan atroces delitos, era necesario reforzar, anteriormente, con plancha de hierro la ventana que comunica con la plaza pública para prevenirse contra otra nueva intentona”. El cuartel en malas condiciones En junio de l902, el alcalde recibe un escrito del comandante de la guardia civil. “El comandante del puesto de la guardia civil de esta villa ha puesto en mi conocimiento que la casa cuartel, que ocupa la fuerza de su mando, se encuentra en malas condiciones, ofreciendo poca seguridad sus paredes y pavimento, no pudiendo ser alojados en ella por más tiempo, y que, de no proporcionarle otra casa cuartel en mejores condiciones, saldría la fuerza para otro pueblo”. “Se acordó que, con objeto de evitar la salida de la guardia civil de esta localidad, se gestione el arriendo de otra casa cuartel, pudiendo hacer proposiciones a doña Gertrudis Bueno García, para que ceda en arrendamiento la casa de su pertenencia situada en la calle del Cristo, donde antes estuvo acuartelada la fuerza de caballería, cuyo precio anual del arrendamiento sería la cantidad de 275 pesetas”.

Sobre el impuesto de consumo El 19 de enero de 1906, no se habla en el Ayuntamiento de otra cosa, más que de las consecuencias del impuesto de consumo y de la forma de hallar una nueva fórmula que sustituya la injusta gabela. Se comentaba en la sala consistorial que el impuesto de consumo en la forma en que el Estado lo viene aplicando, ha sido y será, hasta su desaparición, la piedra de toque que ha producido alborotos y motines en este vecindario de 950 vecinos, donde existen más pobres que acomodados, siendo eliminados del reparto, como pobres de solemnidad, más de 200 familias; resultando, por esta causa, muy recargado el resto del vecindario, que tiene que soportar tanta carga; y que no se encuentra, en este pueblo, otro medio de sustituir el impuesto de consumo por otros tributos locales de fácil cobro, por no contar este vecindario con otra riqueza que el producto de sus cosechas de cereales y de vino, que, apenas, alcanzan al consumo de la población; y que, para la transformación del impuesto que nos ocupa, bastará con la revisión del catastro de la riqueza y descubrimiento de la ocultación que existe en muchos pueblos de España.

La charca de la fuente del carril En la sesión del Ayuntamiento del 25 de mayo de 1906, se da lectura de un escrito presentado por María García Hernández, reclamando contra las obras ejecutadas por orden del Ayuntamiento en la charca “Fuente del Carril”, para abrevadero de ganados, que linda con una tierra de su propiedad, ocasionándola perjuicios con el paso de personal y de ganados. Pide que se destruya el vallado levantado para la contención de las aguas de la indicada charca y le abonen los daños. El concejo, leído el escrito, responde: “Que, en el sitio en que se construyó la referida charca en 1876, no es camino alguno de labores, sino que es el sendero de la Fuente del carril, que no tiene otro objeto, que conducir a la misma. Que una reclamación análoga se hizo también por su finado esposo Antonio Nieto, en aquel año, sin que fuera atendida por el Ayuntamiento por considerarla infundada en sesión del 20 de octubre de 1876”. Por lo que se desestimó la reclamación de María García.

El tejar de Blascomartín En 1903, Antonio Bueno García donó al Ayuntamiento el tejar del Blascomartín. El consistorio quería inscribir dicho local en el Registro de la Propiedad, pero carecía de título público. En 1909, cree era de suma necesidad adquirirlo por los medios que la Ley municipal concede en su artículo 85.

Escrito de Ruperto Bueno En la sesión del 13 de mayo de 1910, se da lectura de un escrito presentado por el vecino de esta villa don Ruperto Bueno García, solicitando de la Corporación municipal se divida en dos la actual calle del Cristo, en la que nació el doctor don Ramón Nieto Pérez, honra y prez del profesorado de la Universidad de Salamanca, de la que fue, por espacio de varios años, decano y vicerrector, condecorado con la Cruz de Isabel la Católica; y que, para perpetuar la memoria de varón tan esclarecido, se pusiese su digno nombre a dicha calle, desde la casa en que hoy empieza con el número uno, hasta en la que nació éste, o sea, señalada con el número siete, propiedad de Ana Mª Nieto Bueno; y el resto de dicha calle continúe con el título que ostenta. Se acordó aceptar la solicitud, pero su propuesta no se llevó a cabo. En 1813, don Ruperto Bueno, licenciado en Filosofía y Letras, es confirmado juez municipal con gran contento del vecindario, pues, cuando una persona de relieve se sacrifica en pro del bienestar de sus convecinos, incluso abandonando sus propios intereses, merece la enhorabuena de todos.

El cazador cazado La noticia procede de enero de 1903. Un vecino de Macotera, Antonio García, se dirigía a su casa de regreso de caza, montado en una burra. Llevaba sobre la albarda la escopeta, cuando, muy cerca de él, se levantó un bando de perdices. Al verlo el cazador, tan deprisa quiso apearse de la caballería, que se le disparó la escopeta, hiriéndose gravemente en una pierna. Como el sitio, donde ocurrió el desgraciado accidente estaba retirado del pueblo, y nadie podía auxiliarle, él mismo tuvo que vendarse la pierna y allí estuvo hasta que un vecino le prestó socorro trasladándole al pueblo.

Macotera en la “La voz de Peñaranda” “La voz de Peñaranda” fue un periódico comarcal, que se publicaba, semanalmente, en la cabecera de comarca y recogía noticias de todos los pueblos del partido. Macotera ocupó un lugar privilegiado y se nota por su presencia permanente en el noticiario semanal. Mi amigo y compañero, Isaac Albarrán, tuvo la gentileza de copiarme todas las noticias que hacían referencia a Macotera y me la preparó en dos fascículos mecanografiados: uno comprende los años 1896 a 1915; y el otro de 1916 a 1931.

El puente sobre el río Almar “Septiembre de 1903. El Ayuntamiento de Macotera ha recurrido al Ministerio de Agricultura en súplica de que se le conceda, por cuenta del Estado, la construcción de un puente sobre el río Almar, al sitio de San Pedro, que une el camino vecinal a la estación de ferrocarril. Ayer tuvimos el gusto de recibir la visita del señor Alcalde de dicho pueblo, don Antonio Sánchez Bueno, del síndico, don Francisco Bueno García, del concejal, don Matías García Jiménez, y mayores contribuyentes, don Miguel Madrid, don Miguel Flores y don Antonio Blázquez, y del secretario del Ayuntamiento, don Juan Francisco Blázquez, que han venido a esta villa con el objeto de practicar las gestiones convenientes a fin de que se realice con la mayor brevedad posible una obra de gran utilidad no solo para Peñaranda y Macotera, sino para otros pueblos del partido. Para dar mayor impulso a sus trabajos, han abierto una suscripción popular a la que han contribuido en primer término el diputado a Cortes por este distrito, don Santiago Udaeta y el senador del reino, señor marqués de Ivanrey, suscribiéndose cada uno con 500 pesetas, y el Ayuntamiento de Macotera con 1.000 pesetas, ofreciéndose además y, con arreglo a la ley, la prestación personal hasta cubrir el 50 por ciento de los gastos”.

Molino - eléctrica macoterana En mayo de 1909, con el título “Molino - eléctrica macoterana” se ha constituido en Macotera una sociedad anónima civil para el suministro de la luz y explotación de la fuerza eléctrica y la instalación de un molino harinero. El capital social es de 60.000 pesetas, constituido por sesenta acciones de mil pesetas cada una, y la forman exclusivamente individuos de la referida villa. Previamente, se había puesto en contacto con una importante casa de Madrid que le informó detalladamente de los elementos que precisaba para poner en marcha el proyecto y le daba presupuesto de coste de instalación, motores y demás. El proyecto era ambicioso, pues la sociedad fundamentaba su objetivo empresarial en el gran futuro que se le vaticinaba a la energía eléctrica. En principio, su plan inmediato lo centra en el alumbrado público, pero, al mismo tiempo, descubre otras ventajas: la instalación de un molino harinero y cierra el ciclo industrial con la apertura de una tahona. La idea culminó satisfactoriamente. Y abre sus puertas en el conocido motor, calle Eras. Dice “La voz de Peñaranda”: “Nos es gratísimo que tan importante villa de nuestro partido judicial, distante de nuestra ciudad hora y media, cuente con tal medio de progreso, que celebraríamos ver establecidos en los demás pueblos. Nos consta que las aspiraciones de los macoteranos no están limitadas a la luz, sino también proyectan la creación de industrias textiles, que aunque, en pequeña escala, ya hoy trabajan; y sabemos también que, por industriales de la misma población, se planifica la formación de otra sociedad para establecer un servicio diario de coches desde Macotera a Peñaranda, teniendo en cuenta que, con la nueva reforma de Correos, sería fácil obtener, por este servicio, una subvención del Gobierno”. “En julio del mismo año, se inauguró la nueva fábrica, titulada “Molino - eléctrica macoterana”. Después de bendecida la maquinaria por el párroco don Eloy Usallán, a cuyo acto asistieron las autoridades locales y muchos invitados, se celebró un “lunch” en el domicilio de don Antonio Madrid, que es uno de los primeros accionistas”. De momento, sólo se pone en funcionamiento la molienda de granos; los trabajos para la instalación de la luz eléctrica no comenzarán hasta pasados unos meses. En junio de 1910, ocurrió, en la fábrica “Molino - eléctrica macoterana” un triste accidente. El joven molinero, Pedro Dosuna, natural de Peñaranda, tuvo la desgracia de ser cogido por el volante de una de las máquinas y destrozado completamente. El desgraciado obrero, sobrino del agente municipal de Peñaranda, Miguel Dosuna, era justamente apreciado por sus jefes y muy estimado por el vecindario macoterano por su honradez y amable carácter. Cuando ocurrió el suceso, estaba la viuda del infortunado molinero, que quiso penetrar a viva fuerza en la habitación, en que se encontraba su esposo. Deja dos hijos de corta edad. “A finales del 1910, se subasta el alumbrado público bajo el precio de 2.000 pesetas por año. Se anuncia la subasta por diez años del alumbrado de Macotera para el suministro de 1.000 bujías diarias. En 1913, el corresponsal de El Adelanto, en su crónica del pueblo comenta: “La sociedad Molino -Eléctrica de Macotera” deseosa de servir al público, gestionó, por dos de sus socios en Madrid, un nuevo dinamo, pues el antiguo se averió, y estamos alumbradísimos. Con esto se evitará, en que siendo la luz eléctrica un testigo de vista y un defensor de que, en ventanas, se escuchen conversaciones que a nadie importan y que se tiren anónimos a personas honradísimas que cumplen con su deber y están muy tranquilas en sus casas”. “En noviembre 1920, el Ayuntamiento subasta el alumbrado público durante diez años por el tipo de 27.500 pesetas para fluido y 8.000 para material. El número de bujías será de 1430 distribuidas en 140 lámparas, que serán colocadas en los lugares que se designen”. En ese año, se deshizo la sociedad. Conocemos por Santiago Domínguez que esta empresa fue adquirida por Celestino Laruscaín (vasco) y por su cuñado Benjamín Simón Inés. Celestino vino a Villaseco de los Reyes a construir un puente y allí conoció a Ángeles Simón, hermana de Benjamín. Se casaron. Benjamín poseía varias aceñas en la zona de Almendra y en la provincia de Zamora. Introdujo al cuñado vasco en el negocio y abrieron su mercado por otros lugares de la provincia como Paradinas y Macotera. Les fue fácil entrar en Macotera, pues, en ese momento, la sociedad estudiaba la posibilidad de deshacerse de su empresa. “En junio de 1921, la comisión de instalación eléctrica concede autorización para establecer una instalación eléctrica para el alumbrado en los pueblos de Tordillos, Macotera y Santiago de la Puebla a nuestro amigo el inteligente industrial y propietario del molino de harinas de Macotera, don Manuel Domínguez. Circunstancia que aprovecha Domínguez para comprar los derechos del alumbrado público y doméstico a Celestino Laruscaín y a Benjamin Simón Inés por 3.000 duros a pagar en tres años”. Consuelo Simón, que es natural de Carvellino de Sayago, conoció a Santiago Domínguez en Paradinas de San Juan, labrador él. De mozo, venía a verla a Macotera y paraba en casa de Juan el Ranes, su íntimo amigo. Se casaron y Santiago optó por cambiar la labor por el molino. No tenía ni idea de este negocio, pero depositó su confianza en su molinero, Delfín Pérez Jaspe, natural de Villagonzalo. Aquí nacieron los hijos de ambos y, desde entonces, se integraron, plenamente, en el catálogo de familias macoteranas.

Un macoterano ahogado en Valladolid “El suceso ocurrió en 1904. Nos dicen de Valladolid que uno de los cuatro ahogados en el río Pisuerga, el día 18 de febrero pasado, al zozobrar la barca en que viajaban, era natural de Macotera, y, en dicho pueblo, residió hasta hace unos cuatro años, conociéndosele por Antonio el Bolele. El desgraciado Antonio que, mientras vivió en Macotera, fue tratante en ganados, contrató, hace unos años, el ganado para las corridas de novillos de Peñaranda. Después marchó a Santander donde instaló un almacén de carnes de salazón, y ahora tenía en Valladolid un excelente establecimiento de leche de vaca. Ha aparecido en la isla de los Gallos, cerca de Simancas, el cadáver del infeliz lechero, conocido por el Bolele, natural de Macotera. Se ahogó estando de pesca en la fábrica “La flecha”, en unión de otros tres, entre los que figuraba el decano de abogados de Valladolid, señor Paniagua, que también pereció ahogado al salvar a su hijo. La mujer del desgraciado macoterano regresó, hace pocos días a Macotera, donde se propone residir”.

Estrella macoterana “Febrero 1909. Macotera, cuna del eminente Cardenal Cuesta y del sabio catedrático salmantino don Ramón Nieto, puede sentirse orgullosa ante los laureles conquistados en el Teatro Real, en su debut, por la nueva y ya notable tiple, Anita Hernández, que, aunque nacida en Valladolid, sus padres son naturales de la inmediata villa de Macotera, destacada por la actividad de sus habitantes y por el mercantilismo de que hacen gala. Esta artista, descendiente de Macotera, ha cosechado grandes triunfos en su actuación del Real con el éxito de la ópera de Chapí, “Margarita la Tornera”, como reconoce la prensa madrileña, que, por unanimidad, la tributa grandes elogios”. Leí la noticia en el periódico “La voz de Peñaranda” y tomé el compromiso de buscar los datos personales, familiares y artísticos de Anita. Y tras moverme y revolver mil papeles por distintos archivos de Valladolid y por las páginas del ABC y Norte de Castilla, di con ella. El construir el rompecabezas me ha costado bastante, pues sólo disponía del nombre y del primer apellido. Me han ayudado en la aventura don Juan Bautista Varela de Vega, doctor en Musicología, doctor en Derecho, licenciado en Sociología y académico de Bellas Arte, la Historia del Teatro Real de Madrid, de Joaquín Turina Gómez, el Archivo Diocesano de Valladolid, el Registro Civil de la capital del Pisuerga, Archivo Diocesano de Salamanca, el Juzgado Municipal de Macotera y los macoteranos Pedro Bautista, Fabián Caballo y Juana Sánchez Cosmes. Nuestra artista se llamaba “Ana Hernández Manso. Nació en Valladolid el día 27 de julio de 1885. Es hija de Juan Antonio Hernández Bautista, natural de Macotera, provincia de Salamanca, de veinticinco años de edad, casado, jornalero, domiciliado en la calle San Antón, nº tres, piso segundo de Valladolid; y de Juana Manso Muñoz, natural de Puras, provincia de Valladolid, de treinta años de edad, casada, dedicada a las ocupaciones propias de la casa”. Esto recoge su partida de nacimiento. En el padrón municipal de Valladolid de diciembre de 1885, Juan Antonio Hernández Bautista dice: “Salí soldado por el pueblo de Macotera en el año 1880. Servido”, o sea, que salió de Macotera para cumplir el servicio militar en Valladolid, y allí se quedó. Anita, en 1908, debutó en Burgos y en el Calderón de Valladolid, interpretando la Mimí de la ópera La Bohéme. Asisten a la función los empresarios del Tatro Real de Madrid, señores Boceta y Calleja, y la contratan. Éstos encargaron de la educación artística de la joven tiple al insigne maestro Ignacio Tabuyo. Debuta en el Real en el estreno de “Margarita la Tornera” de Ruperto Chapí, el 24 de febrero de 1909. Chapí tuvo que salir veinte veces a saludar. Fue un éxito clamoroso. El crítico de ópera de “El Imperial”, Eduardo Muñoz, comentaba lo siguiente: “Y, por último, un grandioso y efusivo elogio a la tiple vallisolena, señorita Anita Hernández, cantatriz de voz fácil, potente, timbrada y afinadísima, y además comedianta de ánimo firme, que le ha permitido destacarse en su primera salida a las tablas, en un estreno con una parte tan difícil y espinosa, como trazada y hecha para artistas de autoridad y de experiencia escénica”. La obra estuvo en cartel los días, 28 de febrero, 2, 4, 6, 10, 12, 14, 16, 17 de marzo. El 29 de diciembre de 1909, se repuso en homenaje a Chapí, fallecido el cinco de mayo del mismo año. En el Real interpretó varios personajes de distintas óperas; trabajó durante las temporadas 1909/10 y 1910/11. “En 1911 actuó por Galicia, y, en mayo del mismo año, se despide de Valladolid, en el teatro Lope de Vega, con una de las célebres operetas de Lehar, El conde de Luxemburgo, con la que logró grandes triunfos en diversos teatros de España. Parte para Chile, y las últimas noticias que se tienen de la eminente soprano proceden de la ciudad de Guayaquil (Ecuador), donde actuó en el Teatro Olmedo”.(Juan Bautista Varela de Vega, “Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana”). En el Archivo Diocesano de Salamanca, encontré las certificaciones de bautismo de su padre y de sus tíos. Me ha servido de referencia una hermana de su padre, Ramona, que casó con Juan Cosmes. El matrimonio vivió en el Regato de la Virgen. Estos dos datos: Ramona y Regato de la Virgen, me han permitido dar con su familia. Para ello, he contado con la ayuda valiosa de Fabián Caballo y de Pedro Bautista. La solución final la hallé en la guía de teléfonos y en una llamada. - Juana, tus abuelos maternos se llamaron Juan Cosmes y Ramona Hernández. - En efecto. A mi abuelo no le conocí, porque murió a los treinta y tres años. -Tu madre tuvo una prima que fue cantante de ópera. -Es cierto, mi madre me hablaba de ella. Marchó al extranjero y no supimos más de ella. Después de veinte días de invertigación, he conseguido desenredar la madeja: Anita Hernández era de la familia de los Pilitas. Apedreamiento La cosa ocurrió tantas veces, que, de muestra, vale un botón. El referido tuvo lugar en febrero de l905. “Hace unos días, fueron apedreados por seis vecinos de Santiago de la Puebla los vecinos de Macotera, llamados Manuel y Jesús Hernández, que estaban trabajando en el término de Santiago y a quienes hicieron huir, abandonando las ropas de las que se apoderaron los apedreadores”.

Suspensión de la fiesta nacional. (Año 1909) “La suspensión de las corridas de toros, que, con muy buen acuerdo, ha realizado el actual gobierno, ha producido y está produciendo quebraderos de cabeza a las autoridades de algunos pueblos y no poco que hacer a la benemérita. Dos pueblos de nuestro partido, Cantalpino y Macotera, han tenido levantiscos por tal causa en los días 15 y 16 de agosto; en ambos, los ánimos estaban muy excitados y las autoridades locales y la guardia civil, merced al convencimiento y a la persuasión, han logrado que las cosas no pasaran a desahogos más o menos expresivos. En Macotera, el Ayuntamiento, con muy buen acuerdo, contrató la banda municipal de Peñaranda, que dirige el señor Bolao, y un cinematógrafo, que hizo pasar agradablemente el tiempo, hasta muy cerca de las doce de la noche, a aquel vecindario”.

Construcción de la carretera de Peñaranda (Proyecto, diciembre de 1903). “La semana pasada, empezaron los trabajos para el estudio del camino vecinal de Cantalapiedra a Aldeaseca de la Frontera y, seguidamente, la comisión técnica, compuesta por el ilustrado ingeniero, don Joaquín Arrendiaga, por el ayudante, don Salvador González y por el sobrestante de Obras Públicas, don Sinforiano García, prosiguió su estudio, también, del camino vecinal de Peñaranda a Macotera, en cuyos trabajos no han encontrado dificultad alguna, a excepción de la bajada al río Almar y de la cuesta próxima a Macotera, cuyas pendientes varían de un cinco a un ocho por ciento de desnivel. El señor Arrendiaga indicó que esta obra ha de ser bastante costosa por ser ancho el cauce del río y precisarse hacer dos grandes terraplenes para facilitar el emplazamiento del puente. Pasaron cuatro años y, por fin, se acomete el tramo de Peñaranda - Macotera (noviembre de 1907). “Se está efectuando el replanteo de la sección 5ª de la carretera Piedrahíta - Cañizal, en la sección correspondiente entre Peñaranda y Macotera. Los trabajos van muy adelantados y, en cuanto se terminen, serán remitidos a la superioridad junto con los trabajos de campo y gabinete. Intervienen don José Nogales, ingeniero jefe de carreteras de la provincia, don Salvador González y don Sinforiano García Gutiérrez”. El diciembre del mismo año, se concluyeron los trabajos de campo del replanteo de la 5ª sección Peñaranda - Macotera, habiéndose conseguido la disminución de 600 metros, aproximadamente, en el recorrido, gracias a la prolongación de una recta. El trayecto será de 11.120 metros. Se han iniciado los de gabinete, para finalizarlos en un mes y, posteriormente, remitirlos a Madrid. En mayo de 1909, se subastan las obras de la 5ª sección Peñaranda - Macotera. A la subasta concurren tres postores, siendo adjudicada por 136.990 pesetas al constructor, Antonio Gil, vecino de Mata de la Armuña. En la construcción de esta sección, entra un puente, que dará grandes beneficios a Macotera al evitar grandes rodeos y peligros. Las fincas, que se expropiarán en el término de Peñaranda, serán 21; en cambio, en el término de Macotera suman 109. Afecta la confiscación a 99 fincas de labor, 9 viñas, una era, y dos tramos de vía pública, pertenecientes a los caminos de Macotera – Mancera y Macota – Salmoral. En septiembre de 1910, se inician los trámites para el replanteo del 6º trozo, Macotera - Alaraz. Se encarga de los trabajos de tasación de las fincas, que han de ser expropiadas, al perito agrícola de Peñaranda, don Ceferino Robuster. Se subasta el tramo Macotera - Ataraz, el 25 de septiembre de 1912, y el remate se le asigna al señor Gil en la cantidad de 131.253, 93 pesetas. Las obras comenzarán en cuento el contratista termine el puente sobre el río Almar, que se está construyendo cerca de Mancera en la carretera Peñaranda Mancera de Abajo.

Servicio de telégrafos “Poco a poco, Macotera va entrando en el progreso. Ya en 1907, cuando se estableció la línea de telégrafos entre Salamanca y Peñaranda, se solicitó una desviación desde Peñaranda a Macotera y Salmoral, dos pueblos importantes que sostienen grandes relaciones mercantiles con Peñaranda, pueblos que mantienen gran comercio con el extranjero, como lo prueba el que el mayor número de telegramas internacionales que expide la estación de esta villa proceden de Macotera y de Salmoral”. La nota era del 3 de marzo de 1916. En ella, se reconoce la importancia que tiene esta villa, tanto por el desarrollo notable de su población y riqueza, cuanto por los elementos de prosperidad que encierra, pues, es una de las más populosas e importantes de esta provincia; por ello, sería de suma utilidad y conveniencia, para los intereses de estos vecinos y del Estado, la concesión a esta villa, por cuenta del Estado, de una estación telegráfica, que uniera con la línea telegráfica de Peñaranda, distante 11 kilómetros. Se acuerda solicitar del Ilmo. Sr. Director General de Correos y Telégrafos la concesión de una estación telegráfica a esta villa, comprometiéndose este Ayuntamiento a facilitar los postes necesarios, poniéndolos a boca de hoyo, para el tendido de la línea; además, ofrece casa y el mobiliario preciso para referido servicio. Era alcalde, Manuel López Gómez. El lunes, 7 de julio de 1918, se inaugura la línea telegráfica Peñaranda - Macotera. En un principio, el servicio es limitado, desde las 8 a las 12 de la mañana; y desde las 15 a las 19. Un macoterano relata la fiesta inaugural: “El día 8 de julio, a las diez de la mañana, se reunieron, en la casa consistorial de la villa de Macotera, previa atenta invitación hecha por el digno señor alcalde, don Ramón Blázquez García, el señor Jefe de la línea de Salamanca, don Ángel Carranza, las autoridades y varios funcionarios públicos de la localidad, los cuales, formando oficial comitiva y a los acordes de la banda de música, que con tanto acierto dirige el maestro, don Venerando García de la Navarra, se dirigieron al hospital para recibir a la señorita telegrafista, doña Delfina Moral, que residía allí. Posteriormente, la citada comitiva se trasladó a la casa número 1 de la calle del Pozo, en donde está instalada la estación, siendo ésta bendecida por el señor cura párroco, don Valentín González Gómez. Terminada esta ceremonia, la banda de música entonó la Marcha Real en medio de los más entusiastas y atronadores aplausos del inmenso gentío, que se había asociado a tan simpático acto, quedando, de esta forma, inaugurada la estación telegráfica. Como final de esta simpática fiesta, todos los invitados fueron obsequiados por el Ayuntamiento con dulces, copas y habanos, pronunciándose unos brindis por la prosperidad de Macotera”.

Los jornales de la vendimia “A mediados de 1920, ha comenzado la vendimia en Macotera y en los pueblos vecinos. La cosecha sepresenta buena y de calidad. En ella, están ocupados muchos braceros de Peñaranda y pueblos inmediatos, que reciben un jornal de cuatro a cinco pesetas diarias las mujeres y los jóvenes; y de seis, los jornaleros, además de la manutención. Gracias a las buenas condiciones en que se metió la uva, van saliendo vinos superiores. Es digno de mención el que fabricó el párroco, don Feliciano Bermejo, quitando los estropajos o sarmientos, trasegándolo apenas hizo la fermentación y otras cosas que él sabe y calla; lo cierto es que es un licor que enloquece de placer”. La gripe del 18 A mediados de septiembre de 1918, invadió la provincia de Salamanca una epidemia gravísima de gripre, que ocasionó, en algunos pueblos, bastantes muertes. Con los datos remitidos a la Inspección Provincial de Sanidad de Salamanca, superada la gripe, se elaboró la siguiente estadística sobre el partido de Peñaranda. Mencionamos los siguientes pueblos:

Pueblos Censo Afectados Defunciones Peñaranda 4.221 1.450 50 Macotera 3.250 2.620 38 Cantalapiedra 2.300 290 8 Cantalpino 1.995 300 6 Alaraz 1.876 677 24 Salmoral 1.814 800 13 Santiago 1.347 1.100 37

Unas líneas sobre Macotera en el periódico madrileño “La Voz”.

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Articulo extraido de la bibliografía de Eutimio Cuesta Hernández sobre Macotera. Cedido voluntariamente por el autor macoterano. Muchas gracias por colaborar en este proyecto.