Alfonso Hernández Catá

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Nació en Aldeadávila de la Ribera, en la Calle Maderos de padre salmantino y madre cubana en 1885, en una época en que la villa y toda la comarca gozan de una gran prosperidad, momento en el que nacen una serie de personajes que contribuyeron notablemente a la cultura salmantina. Se conserva su casa natal con una placa identificativa a menos de 100 metros de la Plaza Mayor. Vivió en su tierra, hasta que adquirió la nacionalidad cubana en 1907.


Obra literaria

Tradujo libros de los países europeos que traían las nuevas tendencias europeístas. Escribe principalmente cuentos y novelas de marcada tendicia modernista. Publica su primer libro, Cuentos pasionales, en 1907. Otras obras importantes son: Pelayo González, Don Cayetano el informal, Novela erótica, Manicomio, Los frutos ácidos, Los siete pecados, El placer de sufrir, El corazón, Piedras preciosas, El ángel de Sodoma, La voluntad de Dios, Sus mejores cuentos, Escala. Dirigió en La Habana los periódicos El diario de la marina y La discusión. En 1909 emprendió su carrera diplomática como cónsul en El Havre.

Escribió muchos dramas y comedias en colaboración con su cuñado cubano Alberto Insúa (En familia, Cabecita loca, Amor tardío, La culpa ajena, Nunca es tarde y El bandido) y, con Eduardo Marquina, Don Luis Mejía. Con Alejandro Casona, El misterio de María Celeste. En solitario, La mujer desnuda, El drama de la señorita Occidente, La casa deshecha, Martierra, La noche clara y La última flecha. En cuanto a su narrativa, cultivó la novela erótica y romántica al estilo de Insúa, escribiendo más de veinte. Destacan Pelayo González (1909), dedicada a Benito Pérez Galdós y Novela erótica (1909); Los frutos ácidos (1915) es una colección de cuentos y Mitología de Martí (1929) un ensayo motivado por la publicación de las obras completas de José Martí en Cuba a partir de 1913. Otra colección de cuentos es Los siete pecados (1918), género para el que estaba muy dotado y en que suele retratar casos clínicos de psiquiatría. Aunque algunos le atisban influjo de Leopoldo Alas, la mayoría observa en sus obras técnicas más propias de Rudyard Kipling, Guy de Maupassant, Joseph Conrad o Somerset Maugham. Según Max Henríquez Ureña escribía una genuina prosa modernista, trabajada con arte, castigada y elegante, de rico vocabulario, en una línea cosmopolita, libre esencias nativistas o costumbristas, mezclando una cierta crítica social naturalista con el estilo preciosista del Modernismo. Mantuvo un caudaloso epistolario con Mariano Aramburu, Jesús Castellanos, José Antonio Ramos, Max Henríquez Ureña y José María Chacón y Calvo.

Relatos

  • Cuentos pasionales (1907)
  • Los siete pecados (1918)
  • Los frutos ácidos (1919)
  • La casa de las fieras (1919)
  • Manicomio (1931).

Novelas

  • Pelayo González (1909)
  • Novela erótica (1909)
  • La juventud de Aurelio Zaldívar (1912)
  • La muerte nueva (1922)
  • El ángel de Sodoma (1927)
  • El bebedor de lágrimas (1927).

Lírica

  • Escala (1931).

Teatro

  • La mujer desnuda
  • El drama de la señorita Occidente
  • La casa deshecha
  • Martierra, zarzuela con música de Jacinto Guerrero (1928)
  • La noche clara
  • La última flecha.


Referencias

Bibliografía

Otras fuentes de información