Cristina Marcos Muñoz

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Cristina Marcos Muñoz (Salamanca, 1942; Granada, 2007), Médico.

Licenciada en Medicina por la Universidad de Salamanca (1967). Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid (1981) Ginecóloga y Anatomo-Patóloga.

Se formó en el Hospital de La Paz de Madrid con los profesores J.A. Usandizaga y F. Contreras, en Obstetricia y Ginecología y en Anatomía Patológica; en París, en el Hôpital Cochin con la Dra. J. Dupré-Froment y con el Prof. J. De Brux, en citología del cáncer ginecológico, y en el hospital Pierre Curie, con el Dr. A. Zajdela para el estudio de la citología por punción de órganos blandos, en Arlón (Bélgica) con el Prof. C. Gompel, para el estudio de la citología hormonal, y en Québec (Canadá) con el Prof. A. Meisels para la organización de un servicio regional de Citología para el diagnóstico precoz del cáncer. Realizó su tesis doctoral sobre “La citología del cáncer de mama”, bajo la dirección del Prof. Usandizaga obteniendo la clasificación de Sobresaliente cum laude en 1986, en la Universidad Autónoma de Madrid.

Fue médico adjunto, responsable de Citología, en la Maternidad de La Paz de Madrid, entre 1971 y 1976; Jefe de la Sección de Citología del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital “Ramón y Cajal” de Madrid 1976-80) y Jefe de la Sección de Citología del Hospital Universitario “Virgen de las Nieves” de Granada desde 1980 a 2007. Pionera y difusora en España de las técnicas de citopunción, sobre todo en cáncer de mama y en tiroides, destacó en el estudio del endometrio y del cuello uterino. Realizó numerosas publicaciones en revistas nacionales y extranjeras sobre citología ginecológica y mamaria.

Se adjunta obituario publicado en el periódico “Ideal” de Granada.

Texto de titular

Obituario


Cristina Marcos

Médica


La heroicidad cercana

La doctora Marcos ha muerto Por ahí pasaremos todos y eso nos igualará, pero también pasamos todos por la vida y ahí cada cual marca la diferencia. Ella no la marcaba; más bien lo hacíamos los demás viéndonos tan débiles, tan banales, tan inconsistentes a su lado. Cristina Marcos, salmantina de nacimiento, la elegante sobriedad, llegó al Hospital Virgen de las Nieves en 1980. Por aquel entonces el cáncer de pulmón ya empezaba a mostrarnos su fea cara, pero los neumólogos teníamos serios problemas para llegar a un diagnóstico de certeza. Ella, gran profesional y citóloga añorada por sus colegas en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, comenzó, con la naturalidad de los “superclase”, a darnos diagnósticos que antes tan sólo sospechábamos. A fin de cuentas, lees evitó a los enfermos la repetición de exploraciones siempre molestas, Pero, aún siendo muy respetada, no había tenido que dar la talla. En 1987 se le diagnosticó un cáncer de mama que la ha acompañado hasta su muerte. Permítanme el casticismo: ¡ese cáncer no sabía donde se había metido! “Quimios” de todo tipo, anemias, leucopenias, metástasis óseas… por todo pasó ella y parecía que le estaba ocurriendo a la vecina del quinto. En su dignidad infinita, no había manera de oírle una queja. ¿Darse de baja? Ni en broma. ¿Ofrecer una disculpa para no ver una preparación? Nunca. ¿Poner pegas para no hacer una punción? Ni se le ocurría. Todas esas cosas las hacíamos nosotros, pobres mortales que no sabíamos sufrir y nos quejábamos de puro bienestar. Ella estaba a otro nivel, sin ostentarlo, casi sin saberlo. Que suerte tuvieron algunos miembros de su servicio, por ejemplo el doctor Esquivias, de convivir y aprender a diario de ella. Quienes no fueron capaces de percibir su grandeza han de saber que no tendrán mejor oportunidad en su vida. Hoy cuando hasta la caridad se publicita, personas como la doctora Marcos, que, sufriendo en silencio, tanto han hecho por nuestros conciudadanos, merece nuestro agradecimiento. En mi caso ha hecho realidad el sueño infantil de conocer la heroicidad tan de cerca.

José Manuel González de Vega. Granada. Periódico Ideal de Granada, 14 de marzo de 2007