Fernando Álvarez de Toledo

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Medallon

Fernando Álvarez de Toledo (Piedrahíta, Ávila; 29 de octubre de 1507 - Lisboa; 11 de diciembre de 1582), militar y político, tercer Duque de Alba.

Biografía

Era hijo de García Álvarez Cossines de Toledo y Beatriz Pimentel, y nieto de Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba. En 1510 su padre muere en África, quedando bajo la tutela de su abuelo, quien nombra como educador a Juan Boscán, teniendo entre sus compañeros de estudios a Garcilaso de Vega.

En 1531 fallece Fadrique en 1531 el título ducal pasó directamente a su nieto Fernando como varón primogénito de García.

Como militar estuvo al servicio de Carlos I en principio y de Felipe II después. Su dedicación a las armas fue constante desde muy joven, hasta el punto de que con tan sólo 6 años acompañó a su abuelo a Navarra con el ejército que la tomó. En 1524, cuando contaba 17 años, se unió sin el permiso familiar a las tropas del Condestable de Castilla Íñigo de Velasco que sitiaron y rindieron la plaza de Fuenterrabía ocupada por franceses y navarros; por su intervención en la exitosa contienda fue nombrado gobernador de Fuenterrabía.

Siendo ya duque de Alba acudió en 1532 a la llamada de Carlos I y marchó a Viena acompañado de su amigo Garcilaso de la Vega para defenderla del acoso otomano. No fue preciso entrar en combate, pues visto el formidable ejército imperial de más de 200.000 hombres, los turcos levantaron el asedio. Donde sí tuvo ocasión de luchar fue en Túnez: a primeros de junio de 1535 embarcó en Cagliari con el contingente militar que mandaba el marqués del Vasto; el 14 de julio cayó la fortaleza de La Goleta y una semana después la propia ciudad de Túnez defendida por Barbarroja. En 1547 el emperador tuvo que enfrentarse a las fuerzas protestantes de la Liga de Esmalcalda; el duque de Alba estaba al mando de los tercios españoles que intervinieron en la batalla de Mühlberg, a orillas del río Elba, con victoria de las armas imperiales. Aunque a veces los cronistas españoles le han atribuido el éxito a título personal, lo cierto es que el duque fue uno más de los comandantes que se distinguieron en aquella ocasión en la que la arcabucería de los tercios españoles desempeñó un papel destacado.

El primer servicio personal que prestó a Felipe II fue acompañarlo a Inglaterra con motivo de su matrimonio con María Tudor; fue uno de los 15 grandes de España que asistió a la ceremonia en la abadía de Winchester el día 25 de julio de 1554.

Escudo

Al año siguiente se aviva en Italia el conflicto entre Francia y España; el duque de Alba es enviado allí como capitán general, gobernador de Milán (1555) y virrey de Nápoles (1556), mientras ocupó el cargo no tuvo la fama de sanguinario que le acompañaría como gobernador de los Paises Bajos.

Esta fue la primera guerra en la que estuvo al frente del ejercito. El recién nombrado papa Pablo IV, enemigo visceral de los Habsburgo, incita a Enrique II de Francia a expulsar a los españoles de Italia, para lo cual une sus propias tropas a las del francés mientras que en julio de 1556 declara a Felipe II desposeído de su título de rey de Nápoles. El duque no esperó más y se dirigió a Roma al frente de 12.000 soldados; ante tal amenaza el papa pidió una tregua parlamentada, tiempo que aprovechó para que un ejército francés mandado por Francisco de Guisa entrase por el norte de Italia y marchase hacia Nápoles. Pronto fue llamado el duque de Guisa de retorno a Francia pues se acababa de producir el descalabro de batalla de San Quintín y se le necesitaba allí. Las tropas papales fueron arrolladas por las españolas y el duque de Alba entró victorioso en Roma en septiembre de 1557. El papa solicitó la paz y la obtuvo.

En 1566 hubo revueltas y desórdenes en los Países Bajos causadas por los herejes calvinistas. Para atajarlas envió Felipe II al duque de Alba al mando de un poderoso ejército que llegó a Bruselas el 22 de agosto de 1567, fue la segunda vez que lideró un ejercito, con 59 años, y la más larga ya que permanecería en el cargo hasta 1573. El III duque de Alba fue considerado el mejor militar de su época, pero su fracaso en los Paises Bajos motivó su mala fama.

Como gobernador de los Paises Bajos una de su primeras medidas fue el 5 de septiembre, establecer el «Tribunal de los Tumultos» (popularmente conocido como «Tribunal de la sangre») para juzgar a los responsables de los disturbios del año anterior. El Tribunal actuó con extraordinario rigor y fueron muchos los ajusticiados entre los que se contó el propio conde de Egmont, general católico al servicio de Felipe II que estuvo al frente de la caballería que venció a los franceses en la batalla de San Quintín. Por otro lado, el mantenimiento de las tropas llevadas a Flandes acarreaba cuantiosos gastos económicos que forzaron al duque a imponer nuevos tributos a la población. Algunas ciudades, entre ellas Utrech, se negaron al pago del «diezmo» y se declararon en rebeldía. Este estado de cosas propició la intervención desde el exterior del insumiso Guillermo Nassau, príncipe de Orange, que contó con la ayuda de los hugonotes franceses. Las acciones militares fueron constantes y la situación política no mejoró en modo alguno. Ante este fracaso, Felipe II le relevó de su misión y dispuso su retorno a España en 1573.

Su hijo y heredero Fadrique había dado promesas de matrimonio a Magdalena de Guzmán, pero no las cumplió, lo que le costó el arresto y encarcelamiento en el Castillo de La Mota, en Medina del Campo, en 1566. Al año siguiente fue puesto en libertad para que pudiera marchar con su padre a Flandes prestando servicio en el ejército. En 1571, Fadrique, con el apoyo de su padre, se casó en secreto con María de Toledo, hija de García de Toledo, marqués de Villafranca y virrey de Sicilia, primo del duque de Alba. Cuando al regreso del duque y su hijo a Madrid, en 1574, se conoció lo sucedido, el rey ordenó abrir un proceso que concluyó en 1579 con la condena a prisión de Fadrique, que fue confinado de nuevo en el castillo de la Mota, y el propio duque de Alba fue condenado al destierro de la corte y exilio a Uceda.

Fue rehabilitado en 1580 cuando Felipe II, que optaba al trono de Portugal vacante tras la muerte del rey Don Sebastián, sobrino suyo, precisó otra vez de los servicios del duque para neutralizar militarmente las pretensiones monárquicas del prior de Crato. El duque fue de nuevo puesto al frene de un ejercito, venció al ejército portugués del general Diego de Meneses y entró triunfante en Lisboa, despejando el camino para la llegada de Felipe II. Obtuvo en recompensa el título de condestable de Portugal.

Murió en Lisboa el 11 de diciembre de 1582. Sus restos fueron trasladados a Alba de Tormes donde fue enterrado en el convento de San Leonardo. Trasladado más tarde a Salamanca, actualmente descansa en San Esteban.

Cuando no estaba de campaña, pasaba tiempo en la corte donde encabezaba una facción cortesana enfrentada a la de la Princesa de Eboli.

Su figura es objeto de controversia: para unos (la visión más extendida) fue un sanguinario, mientras que para otros fue un brillante militar que se limitó a cumplir órdenes. El historiador Manuel Fernández Álvarez en su obra El Duque de Hierro, publicada con motivo del centenario del nacimiento del duque y para cuya eleboración contó con los archivos de la Casa de Alba, es uno de los defensores del duque como soldado al servicio de su rey.

Familia

El Duque se casó en 1527 con su prima María Enríquez, hija de Diego Enríquez de Guzmán, III conde de Alba de Aliste, con la que tuvo tres hijos y una hija.

Y además:


Predecesor:
Fadrique Álvarez de Toledo
Duque de Alba
1531-1582
Sucesor:
Fadrique Álvarez de Toledo, IV Duque,