La ermita de la Virgen de la Encina (Macotera)

De WikiSalamanca
Saltar a: navegación, buscar

Sabemos que la ermita de la Virgen de la Encina ya estaba construida en 1541. Ignoramos cuando se puso su primera piedra y no lo podemos deducir a priori. Si hacemos caso de la leyenda que cuenta que la Virgen de la Encina se fue a luchar a tierra de moros, que éstos la apresaron, le cortaron las manos y la decapitaron y sus esclavas trajeron las mutilaciones al lugar de Macotera en que se apareció a unas mozuelas, la ermita debió construirse, por lo menos, en el siglo IX; pero yo pongo en entredicho la veracidad de esta historieta, porque la Virgen sólo fue una y yo no tengo noticia de que la Madre de Dios fuese belicista; más bien todo lo contrario, amante de la paz y del entendimiento de los pueblos y de los hombres; por lo tanto, la ermita, probablemente, se levantó a finales del siglo XIV, promovida por los favores y milagros que propinó la Virgen en la Edad Media. Seguro que ya existía cuando se fabricó la iglesia. La ermita de la Virgen tenía un libro parroquial en el que se apuntaban los ingresos y gastos de las obras de reparación y de su mantenimiento; este legajo recoge apuntes desde 1541 hasta 1586. También nos da datos de la ermita de Santa Ana y del hospital de la plaza, que estaba ubicado en la planta baja del Ayuntamiento.

La imagen de la Virgen es muy peculiar: su cuerpo es un entramado de madera, cubierto por un pañito blanco; sus manos y su cabeza son independientes y las mayordomas tienen su truquillo y destreza para soldar las piezas y dé la sensación de una estatua perfecta y acabada. Cuando yo era pequeño, oía decir a las mujeres que, cuando vestían a la Virgen, echaban la vista a un lado para no verla desnuda, porque, si caían en la tentación, se podían quedar ciegas, algo parecido a lo que le ocurrió al personaje bíblico, que se convirtió en estatua de sal por curioso.

Su fiesta se celebra el 8 de septiembre y su procesión era concurridísima. Muchos vecinos ofrecían a la Virgen un cestito de trigo de limosna cuando pasaba la imagen por su casa. En 1866, se compró una lámpara en Madrid con el importe de las cinco cuartillas de trigo, que se recogieron durante la procesión, y al precio de 31 reales cada una.

La devoción a la Virgen de la Encina era enorme entre los macoteranos y gentes de los pueblos vecinos. Acudían en masa a la celebración de su fiesta el 8 de septiembre, hasta el punto que hubo que colocar un puntal de piedra en la viga de la tribuna y construir una casita para albergar tanto peregrino, además, porque era indecente que durmieran en el templo hombres y mujeres. La casa se cayó al poco tiempo de ser fabricada. Se levantó en lo que hoy es el cementerio, su puerta era la que daba acceso de la ermita al camposanto, y que los mayores recordáis. Costó 4.400 maravedís. La fiesta de la Asunción (15 de agosto) se celebraba también en la ermita, pero, como asistía tanta gente a los cultos, desde 1727, se organiza en la iglesia; en 1826, se adecentó y se utilizó como escuela durante algunos años.

La ermita de la Virgen apenas poseía propiedad: se reseña una alameda de una cuarta, tapiada, en la que crecían 112 álamos negros. La ermita estaba rodeada de una gran explanada, limitada por las eras y por un sendero de labor, que se prolongaba en el camino de Salmoral. No existía ninguna construcción desde la plaza de la Leña hasta la actual carretera de Piedrahíta. Todo ese solar eran eras y huertos; e incluso, no existía la carretera.

En 1971, dado el estado ruinoso de la antigua ermita, hecha de tapial, se construyó el nuevo edificio de piedra de granito y hormigón. Es más reducido que el anterior, pero más acogedor. Fue su arquitecto don Amando Diego Vecino.


<br= "clear">

40px-Noia 64 apps wp.gif

Articulo extraido de la bibliografía de Eutimio Cuesta Hernández sobre Macotera. Cedido voluntariamente por el autor macoterano. Muchas gracias por colaborar en este proyecto.