Peña de Santa Marina

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En el Poblado del Salto de Aldeadávila, Laverde, y poco antes de llegar al antiguo Convento, hoy Hospedería de la multinacional IBERDROLA, se encuentra la Peña de Santa Marina. Encerrada y conservada dentro de una capilla del siglo XVIII, se halla la peña santa que guardó la virginidad de la doncella Marina frente al acoso del jeque moro.

Se accede a la capilla subiendo unas escaleras.

La Capilla, motivo de peregrinación hasta los primeros años del siglo XX, ha sido conservada por IBERDROLA, tal y como la tenía el pueblo de Aldeadávila de la Ribera. Hoy, a pesar de pertenecer legalmente al pueblo, está integrada en los terrenos que se expropiaron para la construcción del Salto de Aldeadávila.

Cuenta la LEYENDA ANTIGUA DEL SIGLO XIII:

Antes de tratar de los venerables prelados de nuestra esclava Iglesia referirè dos cèlebres Monumentos suyos, que tenemos en el Obispado, que cede honra y gloria de Dios, y credito suyo. Uno consta por mera tradicion de que tenemos ciertos vestigios, y el otro por instrumentos evidentes: el I. es el célebre Santuario de Santa Marina, oy Convento de Religiosos Franciscaanos de la Provincia de San Miguèl llamado de la Verde à las Riveras del Duero, Jurisdicion de la Villa de Aldeadabila, cuya vida refiere la devocion de la manera siguiente:

En el tiempo en que los Moros se apoderaron de nuestra España, discurriendo por toda ella llegaron á un grande Pueblo, òy corta Aldèa cerca de el Duero, y sitio donde oy el Convento de la Verde, llamado La Suces(cuyo nombre aun retiene) sus Moradores huyendo la barbara furia procuraban evitàrla, poniendo su tierra por medio, unos retirendose a las Montañas, y defendiendose otros entre las breñas y matorràles de las arrivas de el Duero

un Moro alcanzó à ver una doncellita, que amedrentada iba escapando al referido sitio, empeñòse el barbaro en seguirla para saciar su deshonesto apetito, yà llegaba Marina (que este era el nombre de la doncella) al Duero sin poder librarse ni tener otro amparo que el de Dios, à quien clamaba en aquel aprieto: metiòse en el hueco de una peña; llegò el denodado Moro en su alcance pensando la tenìa ya en su poder; pero, ò poderoso Dios¡ estremeciòse la peña con un paboroso ruido, abriendo puerta para la defensa de Marina, y cerrando al lascivo Moro, dexandole lleno de temor y espanto; asi es comun tradicion en toda aquella comarca, y otros refieren este mismo caso no à la invasion de los Moros en sus principios, sino al tiempo de la esclavitud, y es lo mas verosimil, aunque ignoremos su preciso y determinado tiempo.

Lo que es cierto, y consta por documentos, es que por los años de 1300. el infante D. Sancho, I Señor de Ledesma, que como hemos dicho ya siempre andaba fugitivo de la Corte, discurriendo por sus Estados los mas cercanos à Portugal, llegò a este sitio à caza con los suyos y avisados de los perros fueron al parage adonde ladraban con aìnco, y llegando à la entrada de una cueba sintieron todos una suavisima fragancia, è informados por los Naturales de el Paìs de la doncella Marina sacàron de el sitio con ternùra y devocion las santas Reliquias, que hallaron, y queriendolas llevar à Ledesma à 200. pasos, que havian dado, sintieron un peso tan intolerable, que viendo ser inutiles sus esfuerzos y diligencias, facilmente conocieron ser voluntad de Dios, que quedàse a su santo Cuerpo para honor de aquel desierto teatro de su angelica vida y virtudes; por lo que el Sr. Infante mandó fundar una Hermita con el nombre de Santa Marina de el Manzanedo, en donde depositaron tan venerables reliquias: asi estuvo hasta que por los años de 1413. viendo los devotos quasi arruinada la Hermita la renovaron.

Pero siendo mui frequentes y furiosas las avenidas del Duero, quisieron los vecinos de Aldeadabila afianzarla, y ponerla mas en salvo, entregandola à los Religiosos de San Francisco de la Provincia de Santiago en el de 1444., los que con su acostumbrado zelo y limosnas de los Lugares vecinos asì Castellanos como Portugueses fundaron su monasterio mui curioso, aunque reducido.

Dividiòse la Provincia de Santiago, haciendo toda ella otra, que es la de San Miguel, y en su reparticiòn cupo este Convento à esta en el año de 1548. Es esta su casa, y ha sido mui venerada y visitada de los Pueblos, haciendo Dios por su intercesion en todas edades y tiempos infinitas maravillas: venerarse en el Sagrario de este Religioso Convento la cabeza de la Santa, y las demàs religiosas estàn colocadas en el Altar Mayor, y en èl hai gravàdo un letrero, que he leìdo, y dice:

Hic jacet Corpus humillissimae et devotissimae Servae Dei Marinae, quae in hoc loco extremum clausit diem, ad cujus honorem haec domus aedificata fuit

Referencias

Miguel de Unamuno, en Ecos Literarios, Salamanca, 19-marzo-1898

Compendio histórico de la Ciudad de Salamanca, su antiguedad, la de su Santa Iglesia, su fundación y grandezas que la ilustran. Escrita por el párroco de La Mata de la Armuña: D. Bernardo Dorado en 1.776. Reed. Editorial Maxtor, 1.985. ISBN: 84-976-13-694.

"El arte en los monasterios y conventos despoblados de la provincia de Salamanca", Jaime Pinilla González. Ed. Universidad de Salamanca, 19878. ISBN: 84-748-100-27

Leyendas árabes de las Arribes , Romancero medieval de las Arribes, Cancionero salmantino, El Toro de Aldeadávila,Picón de Felipe,El habla de la Rivera, Los toros en Las Arribes

Bibliografía

Otras fuentes de información