Vaceos

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Los vaceos pueden considerarse el primer pueblo estabilizado en la Meseta Norte en los tiempos históricos. Según Diodoro de Sicilia, los vaceos eran el pueblo más culto entre los celtíberos, Silvio Itálico lo definiría como emprendedor y comerciante. Su existencia está probada al menos desde el siglo III adC. Polibio de Megalópolis|Polibio relata — aunque él no fue testigo directo — la toma por Aníbal, en el 220 adC de las ciudades vaceas de Helmántica (Salamanca) y Arbucala (El Viso de Bamba, Zamora). Al relatar estos hechos, Polibio cuenta la historia de las vaceas.

Considerados dentro del grupo de los celtíberos, su origen hay que buscarlo en el substrato indígena ibero-ligur. Un complejo proceso de evolución local con la aportación de elementos procedentes de otras culturas, bien a consecuencia de la incorporación de nuevos elementos étnicos o bien por los contactos con otros pueblos vecinos, dará como consecuencia la civilización vacea.

Otras teorías más recientes hablan de los vaceos como un pueblo celta, perteneciente al grupo de los belovacos, quienes habrían partido desde el norte de Europa en torno al año 600 a.C junto a otros pueblos celtas belgas, a consecuencia de las presiones ejercidas por los pueblos germanos, alcanzando las tierras del interior peninsular en la primera mitad del siglo VI adC, junto a otros pueblos como los arevacos (nombre que no significa otra cosa que "vaceos orientales").

En el estudio de los yacimientos se encuentran elementos propios de la cultura vacea sobre los restos de culturas anteriores (como en el caso del Soto de Medinilla, en Valladolid, donde existen evidencias de poblamiento desde el eneolítico hasta la II Edad de Hierro, es decir, el periodo vaceo), lo que permite estudiar con cierto detalle la evolución de los grupos humanos de esta zona de la meseta, dando paso a la teoría evolutiva de esta civilización.

La valoración de los aspectos culturales relacionados con el sur de España, apenas tenidos en cuenta en las primeras investigaciones, así como los datos que aportan los estudios realizados sobre la ruta interior del estaño, han posibilitado a partir de 1970 avanzar notablemente en el conocimiento de la formación de la civilización vacea. Actualmente parece probada la existencia de una vía terrestre para el comercio del estaño en la época de apogeo de la civilización de Tartessos. Esta vía coincide con la que posteriormente sería utilizada por la Antigua Roma y conocida como Vía de la Plata. El tránsito durante siglos de esta vía puso en contacto a los pueblos del interior con los más evolucionados del sur de España.

La civilización vacea se extendía sobre el centro de la Meseta Norte por ambas orillas del río Duero. Ocupaban la totalidad de la provincia de Valladolid y parte de las de León, Palencia, Burgos, Segovia, Ávila, Salamanca, y Zamora.

Actualmente sus fronteras son difíciles de precisar, ya que variaron a través del tiempo. A la llegada de los romanos los ríos Cea y Esla los separaban de los astures por el noroeste, mientras que la línea que se puede trazar entre los ríos Esla y Pisuerga al norte de Carrión de los Condes sería la frontera con los cántabros. Al este, los ríos río Pisuerga y río Arlanza marcaban el límite con los turmogos y un poco más al sur, ya en las provincias de Soria y Segovia, los arévacos eran su vecinos y aliados. Por el sur y sudoeste la frontera con los vetones resulta más difícil de precisar (tal vez la zona de los ríos Trabancos y Guareña). Es probable que llegaran a tomar contacto con los lusitanos al oeste de la provincia de Zamora.

Los vaceos eran un pueblo agrícola que dividía la tierra en lotes cuyos rendimientos se depositaban en almacenes comunales, pero a cada casa se le daba lo que había producido. El ocultar una parte de la producción estaba penalizado con la muerte. Los excedentes agrícolas los utilizaban para lograr mediante el comercio otros productos de origen ganadero y metales.

Entre sus creencias destaca la adoración a la Madre Tierra, a los árboles, las serpientes, la luna, el sol y los muertos.