Reyes Católicos
Se conoce con el nombre de Reyes Católicos a Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, pero en realidad, Isabel nunca recibió tal título.
El Papa Alejandro VI concedió a Fernando de Aragón el título de Rey Católico, como compensación porque antes había otorgado el título de Rey Cristianísimo al rey de Francia, reino que, por aquél entonces se disputaba con Aragón el dominio de Italia llegando a amenazar los propios Estados Pontificios; posteriormente, la historia y la costumbre, han popularizado como Reyes Católicos conjuntamente a Fernando e Isabel.
Se casaron el 19 de octubre de 1469, contra la voluntad de Enrique II, hermanastro de Isabel, rey de Castilla. Con su enlace se consiguió la unión, en la dinastía de los Trastámara, de las Coronas de Castilla y de Aragón.
Contenido
Comienzo del reinado
Ver Guerra de Sucesión Castellana
Para reinar en Castilla, tuvieron que vencer la oposición de una parte importante de la nobleza, principalmente de la leonesa, que prefería la alianza del reino con Portugal, por lo que se pusieron de parte de Juana, la Beltraneja, apoyada por el rey de Portugal, que había prometido casarse con ella si vencían, lo que acabó en un enfrentamiento armado.
Política interior
Los Reyes siguieron la tradición castellana de apoyarse en las ciudades y en la pequeña nobleza, estableciendo una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de los nobles. Con la conquista de Granada, Navarra, Canarias, Melilla y otras plazas africanas consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad —exceptuando Ceuta y Olivenza — de los territorios que hoy conforman España.
Establecieron una política exterior común marcada por el carácter diplomático de Fernando el Católico, que supondría la hegemonía española durante las épocas siguientes. El descubrimiento de América en 1492 supuso un hito en la historia mundial.
Esta circunstancia abrió enormes posibilidades a la economía, a la ciencia y acentuó la expansión atlántica que continuaría en los siguientes siglos.
Unificación territorial
Conquista de Granada
Una vez que Isabel se afirmó en el trono de Castilla, reanudó la conquista del reino nazarita de Granada. Aprovechando que dicho reino se encontraba en una crisis dinástica entre el sultán, su hermano el Zagal y su hijo Boabdil, comenzó la guerra por la conquista de Granada. Se distinguen varias fases:
- 1480: Isabel se afianza en el trono tras la guerra civil con los partidarios de Juana la Beltraneja.
- (1484 a 1487): Conquista de la parte occidental del reino. Boabdil firma un tratado con los Reyes según el cual entregaría Granada a cambio de que le dieran un señorío en la zona oriental de reino.
- (1488 a 1490): Empieza la conquista del oriente del reino. Se traslada la base de operaciones a Murcia. Durante esta etapa se rinde el Zagal.
- (1490 a 1492): Se exige a Boabdil la entrega de Granada. Al enterase el pueblo granadino de lo pactado opone resistencia que es respondida por los ejércitos de los Reyes. Al final Boabdil entrega Granada tras unas negociaciones secretas.
La victoria de esta guerra significó:
- La aparición de un ejército estructurado y profesional, independiente de la nobleza, que estaría formado por los tercios reales.
- La aportación de grandes recursos económicos.
Incorporación de las islas Canarias
La soberanía del archipiélago canario le fue concedida a Castilla por el Tratado de Alcaçovas con Portugal (1479) que definía los territorios españoles y portugueses, aunque no se conseguiría someter totalmente a las islas hasta la conquista de Tenerife en 1496.
La conquista de Navarra
Navarra a principios del siglo XVI estaba dividida en dos bandos agramonteses y beamonteses cada uno partidario de un rey distinto. En este enfrentamiento los reyes de Navarra, Catalina I y Juan III, firmaron un tratado con el rey de Francia que ponía en peligro a España. Debido a que los reyes de Navarra fomentaron ciertas doctrinas religiosas que disgustaron al Papa, se dictó una bula de excomunión contra ellos.
En 1512 Fernando el Católico pidió permiso a Navarra —aliada natural de Francia (compréndase esto en el ambiente de continua rivalidad entre Aragón y Francia)— para que las tropas españolas pasaran por Navarra para atacar a Francia. La respuesta negativa por parte del rey navarro fue motivo suficiente para que Fernando el Católico ordenara a Fadrique Álvarez de Toledo II duque de Alba la ocupación de Navarra, mandando así ayuda a sus partidarios —los beamonteses— y, en menos de un año, la parte española del Reino de Navarra (la Alta Navarra) se incorporó a la Monarquía Católica. Sólo se encontró cierta resistencia en algunos puntos del sur; como indicio cabría contar que Pamplona, la capital, cayó sólo en tres días.
Instituciones políticas
Reino de Castilla
Se remodeló el Consejo Real en las Cortes de Toledo de 1480, haciéndolo más estructurado y dividiéndolo en partes.
Se formó la Audiencia de Granada. Se produjo un aumento en la Hacienda pública castellana debido a los impuestos y a los señoríos procedentes del reparto del territorio nazarita.
Para controlar el bandolerismo en los caminos, y en general el hurto, se instituyó en 1476 la Santa Hermandad, la primera policía estatal de Europa. En los municipios de señorío se instauraron los corregidores, la autoridad pertinente en el ámbito municipal.
Corona de Aragón
Apenas se modificó. Lo más importante fue el mayor poder que se dio a los lugartenientes de zona y el establecimiento del sorteo electoral consistente en sacar de una bolsa un papel con el candidato propuesto. Esta innovación permaneció por 30 años más, cuando el Rey muere, queda en el olvido
Política religiosa
El Papa Inocencio VIII concedió a los Reyes Católicos el derecho de Patronato sobre Granada y Canarias lo que suponía el control del Estado en los asuntos religiosos.
Una bula del Papa Sixto IV en 1478, a instancias de Fernando, creó la Inquisición en Castilla para un control de la pureza de la fe. En Aragón existía desde 1248, pero de este modo la Inquisición española fue la única institución común para los dos reinos. Fue muy dura la etapa de Fray Tomás de Torquemada como Inquisidor General.
En 1492 se expulsó a los judíos. Salieron de España unos dos tercios, convirtiéndose los demás. También Fernando obligó a los musulmanes a convertirse al cristianismo (pasándose a llamar moriscos) o a abandonar España, contra las capitulaciones de Granada, que había pactado Isabel con Boabdil, permitiendo a los musulmanes conservar su fé. El resultado de esta acción de limpieza religiosa fue la creación de un país de civilización cristiana y el comienzo de la identificación de patria y religión.
Se instituye la Embajada permanente de España ante el Papado, que es la primera embajada permanente del mundo y la primera vez que se emplea el nombre de España para un establecimiento oficial.
Economía y sociedad
Castilla era la potencia industrial y comercial más grande de la época y Aragón no le seguía de lejos. La base económica estaba en la industria, la agricultura, la ganadería lanar y la exportación de materias primas. Para defender la riqueza que suponía la lana, los Reyes concedieron privilegios a la Mesta con la Ley de Defensa de las Cañadas de 1489, amenazadas por los agricultores. Se protegió a los artesanos por medio del comercio interno.
Social y económicamente se favoreció medianamente a la alta nobleza que había aumentado su poder económico con los señoríos granadinos. Las Leyes de Toro de 1505 fortalecieron la institución del mayorazgo.
Política exterior
La política exterior agresiva y expansionista llevada a cabo por Fernando e Isabel fue posible gracias a una serie de factores:
- La iniciativa diplomática de Fernando II de Aragón. Su propósito era conseguir los mejores acuerdos para su reino. Continúa la política tradicional de Aragón hacia el Mediterráneo con la vista puesta en Oriente, como lo demuestra su blasón (véase más abajo el apartado Blasones).
- La eficiencia del ejército de la Corona al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Fernández de Córdoba organizó el ejército sobre una nueva unidad de combate, el tercio, o tercios reales que supuso la creación del primer ejército moderno dependiente de la corona, prescindiendo de las mesnadas de los nobles.
- La gran aportación de recursos económicos procedentes de la industria y del comercio de la lana y del trigo.
- La política matrimonial de los reyes.
- En 1502 Fernando hereda el título de Emperador y Autócrata de los Romanos.
Política matrimonial
La política de los Reyes Católicos incluyó también las alianzas por los matrimonios de sus hijos. Fueron éstos:
- Isabel, casada con infante Alfonso de Portugal, y con Manuel I de Portugal, primo de su primer esposo.
- Juan, casado con Margarita de Austria y muerto prematuramente en Salamanca (1497). Está enterrado en el monasterio de Santo Tomás de Ávila.
- Juana (Juana la Loca), se casó con Felipe de Austria (Felipe el Hermoso), hijo del emperador Maximiliano I de Austria.
- María, casada con Manuel de Portugal, su concuñado, al morir su hermana Isabel.
- Catalina, que se casó primero con el príncipe Arturo de Inglaterra, y tras la prematura muerte de éste, con su hermano, el que más adelante sería Enrique VIII de Inglaterra.
En otras palabras, ésta se orientó en la búsqueda de la alianza con Portugal, muy probabemente en la idea de unir la península bajo una sola corona, y en la creación de una coalición opuesta a Francia.
La expansión por el Mediterráneo: Italia
Una vez finalizada la conquista de Granada, el rey Carlos VIII de Francia firmó con Fernando, en 1493, el Tratado de Barcelona, mediante el cual Aragón recupera el Rosellón y la Cerdaña a cambio de su postura neutral ante un inminente ataque francés al reino de Nápoles.
El ejército de Carlos VIII se desplazó al sur de Italia destronando a Alfonso II de Nápoles, rey de Nápoles y pariente de Fernando el Católico. La situación de Francia en la península Itálica no gustó al Papa —el valenciano Alejandro VI— puesto que ponía en peligro los Estados Pontificios, por lo cual pidió ayuda al Rey Católico. Fernando no dudó en intervenir y en poco tiempo, el ejército de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, expulsó a los franceses, recuperando su trono el rey napolitano.
En 1500 el nuevo rey de Francia Luis XII de Francia firmó con Fernando el Católico el Tratado de Granada para ocupar conjuntamente el reino de Nápoles. Fernando accedió y el rey de Nápoles, a la sazón Federico IV de Nápoles, fue destronado. Ambos ejércitos ocuparon la zona, pero las discrepancias comenzaron a surgir y comienza una lucha de guerrillas. Pese a la inferioridad numérica de su ejército, el Gran Capitán, derrota a los franceses y los expulsa de Italia. Reino de Nápoleses conquistada e incluida en la Corona de Aragón.
Durante los últimos años del reinado de Fernando el Católico se reanuda la intervención de España en asuntos italianos. Fernando participa en la Liga de Cambray de 1508, convocada por el Papa Julio II contra Venecia. Después de esta liga comienzan a producirse roces entre el Pontífice y Francia. Por el auxilio que pide el Papa, Fernando rodea Roma con sus tropas ante un posible ataque francés para destituir al Papa. En este contexto se produce la incorporación de Navarra a la corona.
Expansión por el norte de África
Tras la conquista de Granada, los Reyes Católicos deciden empezar la conquista del norte de África con una doble intención:
- Continuar la Reconquista para la cristiandad de la Nova Hispania Ulterior Tingitana(el Magreb).
- Conjurar la posibilidad de que los reinos del norte de Africa emprendieran una reconquista de Granada y eliminar los focos de la piratería berberisca de la zona.
La conquista comenzó con la toma de Melilla por Pedro de Estopiñá en 1497 y siguió en 1505 con la toma de Mazalquivir. Se ocuparon el Peñón de Vélez, Orán, Bugía, Argel, Túnez, La Goleta y Trípoli.
Cabe destacar la participación militar del propio cardenal Cisneros, confesor de Isabel la Católica y Arzobispo de Toledo, que en ese momento era tercera persona más poderosa en la España. La conquista del Norte de África se interrumpió en 1510 debido a la reanudación de las guerras en Italia y al esfuerzo que empezaba a exigir la colonización de las Indias.
La expansión atlántica: América
En 1486 Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos un proyecto ya ofrecido a Portugal (con Castilla los únicos países europeos con una Marina capaz) y que éste había rechazado porque estaba negociando con Castilla el tratado de Tordesillas: viajar a las Indias hacia el oeste, en una nueva ruta por el Atlántico. Los informes científicos al respecto fueron muy poco favorables para Colón, y para la corona era cuestión prioritaria en esos momentos la conquista de Granada.
Terminada ésta, los Reyes Católicos aceptaron su proyecto, ya que el comercio de especias es un casi monopolio: de antiguo los genoveses, eran los únicos que habían conseguido tratar con el Imperio Otomano, dueño de los viejos caminos del comercio de especias. Los vecinos portugueses estaban empezando a encontrar un camino propio, por mar, rodeando Africa. Un reino rico, como el de Castilla, se veía obligado a tener una ruta propia para obtenerlas, evitando depender de Génova o de Portugal, lo que sería muy rentable para su comercio.
Mediante las Capitulaciones de Santa Fe del 17 de abril de 1492 se recogieron las negociaciones llevadas a cabo con Colón: nombramiento de almirante, virrey y gobernador de los territorios por descubrir y la décima parte de todos los bienes obtenidos. El costo de la expedición fue estimado en 2.000.000 de maravedís, más el sueldo de Colón. En contra de la idea popular de que fue sufragado por «las joyas de Isabel la Católica», hay que aclarar que la mitad de dicho dinero lo prestó Luís de Santángel —tesorero de la Corona de Aragón, de familia conversa— con fondos de la Santa Hermandad, la cuarta parte la aportó el mismo Colón —que a su vez los pidió prestados—, y la cantidad restante probablemente la derramaron banqueros y mercaderes residentes en Andalucía, entre los que estaban los hermanos Pinzón y Juan de la Cosa, interesados en dicho comercio.
El 3 de agosto de 1492 partió Colón del puerto de Palos de la Frontera con la nao Santa María —propiedad de Juan de la Cosa— y las carabelas la Pinta y la Niña —propiedad de los hermanos Pinzón— con 120 tripulantes aproximadamente. En octubre llegaron a la isla de Guanahaní que bautizaron con el nombre de San Salvador y desde la que pasaron a Cuba y la Española.
Poco más de un año después de la vuelta de Colón, se firmó entre España y Portugal el Tratado de Tordesillas en 1494, mediante el cual se redistribuyó la influencia territorial de cada país fijada en el Tratado de Alcaçovas.
En las Indias, anexionadas al reino de Castilla, se instauraron los sistemas administrativos tradicionales del reino castellano. Se creó la Audiencia en Santo Domingo en 1510, se instituyó en Sevilla en 1503 la Casa de Contratación, para controlar el comercio con América, impidiendo que cualquier otro puerto de España pudiese hacerlo. A semejanza del Consejo de Castilla, se creó el Consejo de Indias, para la administración de los nuevos territorios.
Los reyes consiguieron el Patronato de Indias —concedido por el Papa— que les dejó controlar la Iglesia americana. Se instauraron además las encomiendas para evangelizar a los indígenas.
Sucesión
Regencia de Fernando el Católico (1508 a 1516)
Dada Juana I de Castilla por trastornada por la muerte de su marido Felipe de Habsburgo (Felipe I de Castilla), las cortes pidieron a Fernando que ocupara el trono como regente. Fernando ocuparía el trono de Castilla hasta que su nieto Carlos I alcanzase la mayoría de edad.
Durante la regencia de Fernando se incorporó Navarra al reino de Castilla y se produjo el matrimonio de Fernando el Católico con Germana de Foix, del que no hubo descendencia.
Fernando murió en 1516 en Madrigalejo (Cáceres) antes de que Carlos I llegara al trono español.
Regencias por arzobispos
Hasta la llegada al trono de Carlos I, España estuvo regida por dos obispos:
- El cardenal Cisneros fue regente de Castilla.
- El arzobispo de Zaragoza, Alonso de Aragón, fue regente de Aragón.
Heráldica
Fernando tomó por emblema personal un yugo, con una cuerda suelta y el lema «Tanto Monta... », en referencia al nudo gordiano que estaba en una cuerda atada a un yugo. Según la leyenda, quien deshiciera el nudo gordiano podría conquistar Oriente. Alejandro Magno cortó el nudo con la espada y dijo: «Es lo mismo cortarlo que desatarlo» o, en la divisa de Fernando, «Tanto monta... (cortarlo como desatarlo)». Aragón llevaba un par de siglos tras la conquista de Oriente: los almogávares, el ducado de Atenas, son ejemplos de ello. Fernando se sentía heredero de estos afanes.
Isabel tomo como emblema el haz de flechas, que se representaba a veces atado, a veces suelto o con unas flechas paralelas en número variable, refiriéndose al viejo cuento del padre que al morir dice a sus hijos que, permaneciendo unidos como el haz, serán más fuertes.
Puede verse como ejemplo el medallón de la fachada del edificio de Escuelas Mayores de la Universidad de Salamanca, en el que aparecen las efigies de cada cual con su símbolo respectivo encima de la cabeza.
- Las flechas y el yugo de los Reyes Católicos se mostraban juntos, pero no unidos, como en el siglo XX los utilizó la Falange Española, que además interpretó erróneamente a quién correspondía cada cual y los asignó, al revés, por las iniciales de los nombres y además modificó la divisa añadiendo un "... monta tanto, Isabel como Fernando", que no se corresponde con la verdad histórica.
Otro elemento empleado por Isabel es una modificación de las columnas de Hércules. Desde los griegos, las columnas de Hércules (el peñón de Gibraltar -Calpe- y Ceuta -Abila-), en el estrecho de Gibraltar, señalaban el fin del mundo conocido o navegable (lo que no obsta para los propios romanos llegasen por mar a las costas atlánticas de Galia o Britania, pero preferían hacerlo por tierra), por lo que representaron las columnas con una banda en la que estaba escrita la divisa «Non plus ultra» («No más allá»). Tras el descubrimiento de América, conseguida la navegación por el Atlántico, Isabel añadió al escudo de la corona las dichas columnas, cambiando la divisa de la banda en «Plus ultra» («Más allá»), que todavía se mantiene en el escudo real.
Bibliografía
- Suárez Fernández, Luis. Los Reyes Católicos. Fundamentos de la monarquía. ISBN 8432125113