Barrio Chino

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El Barrio Chino era la zona de Salamanca en la que se agrupaban los lupanares, casas de citas y otros establecimientos de lenocinio de la ciudad. A lo largo de su dilatada historia su ubicación se fue trasladando paulatinamente desde la ribera del Río Tormes hasta la cercana Vaguada de la Palma.


Fin de la Edad Media y Siglo de Oro

Posiblemente sea en La Celestina en la primera obra en la que encontremos referencias notables a la importancia de la prostitución (y de la brujería) en Salamanca. Posteriormente gran parte de la literatura erótica del Siglo de Oro español elegirá Salamanca, y en particular, a sus Barrios Bajos como marco de sus ficciones: La tía fingida (obra atribuida a Miguel de Cervantes), La lozana andaluza, La Carajicomedia, La pícara Justina y una gran cantidad de obras menores así lo atestiguan.

Cuando Felipe II, se casó en Salamanca y comprobó la vida relajada de la ciudad debido a la presencia de estudiantes y prostitutas dispuso que durante el período de abstinencia anual (Cuaresma, Semana Santa y Semana de Pascua) estas no pudieran permanecer en la ciudad, debñiaen quedarse en la casa de Mancebía que había autorizado el Principe Juan (en estas disposiciones reales tiene su origen la frase "Como putas en cuaresma" = sin dinero). Esta disposición dió origen al Lunes de Aguas.

La Universidad de Salamanca era el centro de estudios más importante de España, por tanto las rameras aprendían el oficio a su sombra, realizando sus prácticas de aprendizaje con el elemento estudiantil de la ciudad (de ahí la expresión "hacer la carrea" = ejercer como prostituta"), para, convertidas en auténticas "puta profesionales diplomadas", pasar a la Corte, donde las exigencias, a nivel técnico, eran con mucho mayores. Como atestiguan gran variedad de fuentes literarias e históricas de la época, el Barrio Chino de Salamanca, era uno de los más florecientes de España en el Siglo de Oro.

"A Toledo, por la espada;
a Valencia, por las frutas;
a Rioja, por bon vino
y a Salamanca, por putas")


Para la clientela de las ciudades limítrofes el Barrio Chino de Salamanca, se convertía, pues, en un centro de atracción y sumidero, precursor de la era turística en la que vivimos actualmente. Recuerdo de esta atracción es la pervivencia de los refranes o frases sentenciosas, políticamente incorrectísimas, que todavía aún repiten los más ancianos de la localidad:

"Ávila de los Caballeros: santos, cantos y puteros."

"Zorra que marchó a Zamora no descansó ni una hora."

"De Béjar el buen pañero, la sierra y el putañero."

"Cuando llega el portugués, la furcia trabaja un mes."

"A Guijuelo por jamón, de Guijuelo por revolcón."

"Si vuelve de la Ribera, la puta no vuelve entera"

"El que en Ledesma es capón, en Salamanca la arrastra"

"Guardad la gallina, que vienen los de Alba; (y en siendo puta, más, que la dejan sin calva)."

"En Ciudad Rodrigo, Rodrigo; en Salamanca, Don Higo"

"En Salamanca, la que no es puta es manca"

El Barrio Chino contemporáneo

Desde el final del siglo XIX, con la desaparición de las murallas que rodeaban la ciudad la "zona de tolerancia" se fue trasladando paulatinamente desde extramuros, a las orillas del Tormes hasta un área delimitada por el triángulo cuyos vértices se encuentran en el Convento de los Padres Franciscanos, la Iglesia de la Purísima y el Colegio de la Compañía de Jesús (actual Universidad Pontificia). Esta zona, era el barrio donde se alzaba una gran cantidad de edificios Universitarios y fue destruida completamente durante la llamada "Francesada" (Guerra de la Independencia ), por lo que tomó el nombre de Barrio de los Caídos (en salmantino = derribados) y se fue reconstruyendo paulatinamente aprovechando los materiales procedentes de los derribos, hasta convertirse en el, inexplicablemente, denominado "Barrio Chino".

Al contrario de lo que sucedía hasta el siglo XVIII, cuando la prostitución gozaba de un estatus de legalidad y hasta de protección por parte de los poderes (real, eclesiástico, civil y universitario), en la época contemporánea, salvo excepciones, esta actividad, aunque bajo una cierta tolerancia, se ve perseguida y despreciada. Esto no fue óbice para que, desde la Guerra Civil, hasta principios de los años ochenta del siglo XX la vida del Barrio Chino de Salamanca, gozara de un período de esplendor quizá comparable al de los siglos anteriores. Este período de nuevo florecimiento realmente comenzó antes, aunque de forma más discreta, durante el reinado de Alfonso XIII. Se rumoreaba incluso que el mismo monarca había visitado de incógnito alguno de los locales de más alta alcurnia del Barrio Chino en su famoso periplo a caballo por la Provincia de Salamanca.

Señoritos y obreros (juntos pero no revueltos), salmantinos y forasteros, coincidían en este ámbito. Si bien algunos locales no cerraban hasta pasada la medianoche (los más selectos cuya clientela era fundamentalmente autóctona), la vida principal del "barrio" se desarrollaba a plena luz del día y en muchos casos comenzaba a languidecer cuando a media tarde partía el último "coche de línea" que regresaba a las poblaciones limítrofes. La tradición de servicio a la provincia en particular, y a Castilla y León y norte de Extremadura era una constante que desde la época anterior se mantenía. Los locales más destacados de esta etapa serían "Casablanca", "Florida" y "Serrano" (este último de clientela más popular). Entre todos los personajes que pasaron por este Barrio Chino son de destacar Rafael Farina, inmortalizado en una estatua en pleno corazón del Barrio, su protectora de tantos años, "La Margó", y la notable "Carmina", famosa por su fuerte personalidad y precursora, en los años cincuenta, de lo que décadas después se llegaría a conocer como "barras americanas".

Decadencia y desaparición del Barrio Chino

Los años sesenta y setenta, de gran especulación urbanística, no tuvieron excesivo impacto sobre esta área. A partir de principios de los ochenta el Barrio se convierte en el centro del trafico y consumo de heroína. En ese momento, cuando los aires de cambio de la ola tardía de liberación sexual que recorre la España del final de la Transición Española y que extiende entre las masas españolas los logros de la revolución erótica de los años sesenta -hasta ese momento patrimonio solo de una élite-, comienza una imparable decadencia del Barrio Chino. Su inmejorable situación, muy céntrica, hacen que el precio del terreno sobre el que está construido se dispare, y, obviamente, las ventas continuas de suelo urbanizable. Comienzan derribos masivos y construcciones de edificios residenciales de nueva planta, ocupados ahora por miembros de la clase media-alta, quienes promueven frente al Ayuntamiento reformas en la calidad de vida y en la vigilancia de la zona. En 1992 se termina el nuevo "Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León", un edificio emblemático por su arquitectura y actividad que supone un verdadero punto de no retorno y golpe de gracia a la actividad lenocínica en este territorio. Los últimos prostíbulos acaban siendo demolidos y el Barrio cambia definitivamente de fisonomía. Después de un intento fallido de crear un nuevo Barrio Chino en los alrededores de la plaza de Julián Sánchez "El Charro", y del Mercado de San Juan (algunas prostitutas ejercían por la noche sobre colchones dentro de los soportales de este mercado, según informaba la prensa local de la época), los lupanares se desperdigan por las carreteras de acceso y circunvalación de la ciudad.

La estatua de bronce del inmortal Rafael Farina es el único recuerdo que, a día de hoy, permanece en pie de lo que fue, en una línea histórica continuada desde el período del Renacimiento Isabelino hasta casi el momento presente, el barrio chino con mayor peso en toda la historia de la Literatura Española.


Bibliografía

  • Salamanca en la Literatura (en especial el capítulos VII "De putas, putos y otros linajes"), Luis Cortés Vázquez
  • La Universidad de Salamanca y sus tradiciones, Julián Álvarez Villar
  • Estudiantes sopistas y pícaros, J. García Mercadal
  • La lección humana de la Universidad de Salamanca, E. Sánchez Reyes
  • De Iure Academico (en especial el libro III "Quaestio LI: Ad foeminae possint studiis litterarum publice incumbere easque docere?"), P. Andrés Mendo.
  • Con respecto al gran valor que los autores contemporáneos expresaban sobre las "mozas de partido de Salamanca" cf. Sátira de Incógnito de Bartolomé Leonardo de Argensola" (vv. 220 y ss.)
  • Historia de Salamanca, Villar y Macías
  • Historia de la Salamanca contemporánea (en proyecto). Dirigida por J. F. Torrente
  • "Germán Sánchez, El Chino" (19.11.1992), editorial de "El Adelanto", periódico de Salamanca.