Introducción a la Plaza Mayor de Salamanca
Empezamos hoy una serie de artículos sobre la Plaza mayor de Salamanca, sumándonos a la conmemoración del 250 aniversario de la terminación de la plaza, que se celebrará el próximo año 2005.
Esta hermosa plaza barroca que ahora vemos tuvo sus antecedentes, pues ninguna plaza surge por generación espontánea, sino que es un espacio que aparece en la trama urbana por una necesidad urbanística, con connotaciones económicas, comerciales, lúdicas o de otros tipos. El primitivo núcleo medieval de la ciudad se sabe que ocupaba lo que llamamos el teso de las catedrales y que estaba rodeado por una muralla que seguía las trazas de la antigua cerca romana. La antigua calzada de la Plata cruzaba la ciudad de norte a sur pasando por delante de la catedral románica dejando a su derecha, Santa María de la Sede, que era como se denominaba a la catedral. Detrás de la catedral estaba el mercado estable, llamado Zoco o Azogue Viejo, cercano al paso de las gentes que entraban en la ciudad por la puerta del Río. Este mercado con el tiempo perdió fuerza y fue a más el surgido en una de las puertas de la muralla, denominada Puerta del Sol, en la zona donde hoy se encuentra la Casa de las Conchas. En el siglo XII se encontraban en esa zona el edificio del Concejo y los domicilios del Justicia del Rey de otras gentes importantes.
Es fácil que el hecho de que la ciudad iba creciendo hacia esa zona influyera en el desplazamiento del mercado desde la trasera de la catedral hacia la puerta del Sol, pues va a ocurrir algo semejante al seguir creciendo la ciudad más hacia el norte. Salamanca crece tanto que es necesario hacerle una nueva muralla que corresponde al primer cinturón de ronda de la actual ciudad. La plaza situada en la Puerta del Sol queda ya descentrada en la nueva ciudad y aparece un espacio urbano alrededor de la iglesia de San Martín que se convertirá en la nueva plaza central de la ciudad denominada Plaza de San Martín.
Plaza y mercado van en la evolución de las ciudades muy unidos, pues el mercado surge en un lugar de paso de gentes y a la vez espacioso, que muchas veces acaba convirtiéndose en plaza al crecer la ciudad y en otros casos la plaza se aprovecha para mercado por tener las características que exige el mercado.
Esta plaza de san Martín es el punto equidistante de todas las puertas de la ciudad y allí se cruzan las principales calles que atraviesan la ciudad, muchas de ellas prolongación de los caminos que comunicaban la ciudad con las ciudades y pueblos cercanos. A esta plaza se trasladó el mercado que ocupa no sólo la plaza sino también algunas calles de los alrededores que tomarán el nombre de los que en ellas se vende. En esta enorme plaza había cabida para el mercado de granos, de legumbres, de verduras, de hortalizas, de carne, vino, aceite, pescados y todo tipo de alimentos y los artículos se expedían unos en sitios fijos y otros de manera ambulante. Todos tenían el lugar previamente establecido para la venta y estaban todos los puestos agrupados por la clase de mercancía que vendían. Así la zona que actualmente ocupa el Pabellón Real, se denominaba línea de carniceros una de sus mitades, mientras que la otra era de fruteros. El Pabellón de San Martín se denominaba línea de carboneros la parte hacia la Plaza Poeta Iglesias y la parte que daba hacia el Corrillo de lenceros. El lienzo entre la calle Prior y Concejo se denominaba acera de Petrineros o sea fabricantes de objetos de cueros. A ambos lados de las Casas Consistoriales estaban los portales del lino y del trigo. También las calles que desembocaban en la plaza estaban dedicadas al comercio, llevando algunas nombres como Albarderos (San Pablo), Herreros (Toro), Tripreras... que nos indican que mercancía podíamos encontrar en ellas. A esta plaza debió trasladarse muy pronto también el Concejo desde la Puerta del Sol pues ya a finales del XIII se citan las calles de Concejo de Arriba y Concejo de Abajo. El reloj de la torre de San Martín era el que marcaba las horas oficiales en la ciudad. En medio de esta plaza se levantaba la horca donde se ajusticiaba a los malhechores y en ella se celebraban los toros y los juegos de cañas.
Esta plaza desde siempre impresionó a los viajeros que llegaban a Salamanca y que la describían como la más grande de España. Ocupaba en un principio lo que es la Plaza Mayor, la Plaza del Corrillo, la del Poeta Iglesias Toda la zona que ocupa el mercado central y el Gran Hotel, quedando en el medio un poco escorada hacia el sur la iglesia de San Martín. Cuando el Príncipe Juan –hijo de los Reyes Católicos- ordena empedrar en 1497 muchas de las calles que van a la plaza, no manda empedrar ésta a causa de su tamaño, únicamente dice que se allane para un mayor lucimiento y que los que poseen casas en ellas enguijarraran sus aceras tuvieran sus casas portales o no.
En esta enorme plaza se construirán algunas edificaciones, en 1590 las Carnicerías Mayores a la entrada de la calle de la Rúa, en 1622 se construye el edificio de la Lonja y el Peso Real en la zona del Gran Hotel y en 1708 al lado el Pósito del Pan. Además existían unas construcciones no muy estables aprovechando el desnivel del terreno que existía en lo que hoy es el Pabellón Real. Eran unas casillas de madera, algunas con un piso superior que no formaban una línea continua pero que ya dividían la plaza en dos espacios que se denominaban Plaza de San Martín y Plaza de Carboneros. En algunos documentos a estas casas se las denomina como isla de cajones firmes, para diferenciarla de los puestos desmontables que se ponían y quitaban en la plaza. Estas casas eran propiedad del Ayuntamiento que los alquilaba a los comerciantes de frutas y hortalizas carne y pescado. También a ambos lados de la iglesia de San Martín se construyeron casas de pobre factura propiedad de esta iglesia y del ayuntamiento que se arrendaban fundamentalmente a mercaderes.
Los otros dos lados de la plaza actual seguían más o menos la línea que tienen hoy estando en la parte norte el Concejo el Mesón de la Solana y casas de gente pudiente. En la otra acera entre la calle Prior y la calle Concejo tenían casas La Real Clerecía de San Marcos, El Cabildo de la Catedral, el Colegio de Clérigos de San Carlos, La Universidad y otras instituciones y gentes principales y en lo que fue el pasaje del Cine Coliseum estaba el Mesón de los Toros, propiedad del Monasterio de Moreruela, muy concurrido por visitantes a la ciudad.
Artículo publicado en el boletín nº 92 del Boletín de la Asociación Cultural "Amigos de Macotera"
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