Programa Iconografico , Plaza Mayor de Salamanca

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La Plaza Mayor de Salamanca se construye desde la idea de ser un espacio que sirva a la ciudad como la mayor parte de las plazas castellanas. No se pretende hacer una plaza real como las que en el Barroco aparecen en Francia y por tanto en ella no se va a hacer una canto a la monarquía reinante. El llamado Pabellón Real que podría llevarnos a interpretar la plaza como dedicada a la realeza apenas destaca de los demás lados y su arco central no podemos asimilarlo como un arco de triunfo, pues los de san Martín y el Corrillo son de dimensiones semejantes. Lo único que distingue este pabellón de los demás es la peineta que a modo de espadaña adorna la zona superior central. La parte que sí vemos como elemento que sobresale de todos los demás en la plaza es la parte de las Casas Consistoriales, que se realzan rompiendo el esquema organizativo de todo el recinto. La plaza la costeó la ciudad y era la casa de la ciudad la que tenía que destacar en ella.

Si nos fijamos en los blasones que aparecen y adornan todo el recinto vemos que son las armas de la ciudad las que más veces se repiten, las encontramos en el frontal del Ayuntamiento y en las ventanas y puertas que éste tiene bajo los soportales, las veremos a ambos lados de la efigie de San Fernando en el Pabellón Real, en todas ellas con los dos cuarteles del escudo separados y juntos en las dos esquinas del pabellón Real que dan hacia la Plaza del Mercado, también en esta zona del pabellón Real encontramos dos escudos de Castilla y León con el toisón de oro en las esquinas que dan salida hacia la plaza del mercado del arco central.

Sin duda el Pabellón Real es una deferencia hacia la corona, que era una institución muy arraigada y querida por el pueblo y ese será el motivo por el que las armas reales en lo alto de la espadaña de este pabellón presidirán la plaza. La imagen de San Fernando que había sido recientemente canonizado y patrono de la monarquía española y los medallones en las enjutas del arco central de este pabellón dedicados a los reyes reinantes, Felipe V e Isabel de Farnesio eran otros detalles que se tenían con la corona, en este pabellón dedicado a ella. El remate de los pináculos de la plaza, adornados con flores de lis, símbolo de los Borbones era otro elemento que recordaba a la corona.

Otro elemento que recuerda la monarquía española en este pabellón son los medallones que aparecen entre los arcos y que están dedicados a los reyes, pero quizá más como una evocación de la historia de España que como una glorificación de la Monarquía. De izquierda a derecha aparecen los reyes desde Alfonso XI hasta Fernando VI. Así podemos ver a Alfonso XI, Pedro el Cruel, Enrique II, Juan I, Enrique III, Juan II, Enrique IV, Isabel y Fernando, Felipe el Hermoso y Juana de Castilla –estas dos últimas parejas juntas cada una en un medallón-, Carlos V, Felipe II, Felipe III, Felipe IV, Carlos II, Felipe V, Luis I, Felipe V, que aparece otra vez pues abdicó en su hijo Luis que al morir poco de pues le obligó a retomar el trono por segunda vez, y Fernando VI. Curiosamente la efigie de Felipe V está tres veces en este pabellón, una acompañando a su mujer en el arco grande central y las otras dos como monarca que reinó dos veces. El medallón de Carlos III que sube al trono cuando aún no se había terminado la plaza no se puede poner en este pabellón por falta de sitio y se esculpirá el primero de la acera de las Casas Consistoriales.

Se continuaron los medallones en el ala de san Martín dedicando los medallones de esta zona a la memoria de los caudillos, capitanes, descubridores y otros héroes de la historia nacional. Así empezando por las escalerillas del Ochavo encontramos a Bernardo del Carpio, a los Condes Fernán González y Garci Fernández, El Cid Campeador, al portugués Pelayo García Correa, a Guzmán el Bueno, a don Juan Pacheco marqués de Villena, ambos en el arco que se abre hacia San Pablo, Rodrigo Ponce de León, a Téllez Girón, al Gran Capitán don Gonzalo Fernández de Córdoba, a Cristóbal Colón, a Hernán Cortés, a Francisco Pizarro, al Duque de Alba don Fernando Álvarez de Toledo, a Rodrigo Dávalos, a Sancho Dávila, a Antonio de Leyva, a Don Diego López de Haro y a Don Alonso de Aragón y a Don Alonso de Aguilar, ambos en el arco del Corrillo. Es al escultor vallisoletano Alejandro Carnicero a quien se le encarga la misión de esculpir los medallones del Pabellón Real, cobrando por los ocho primeros 440 reales en 1730, el último de los medallones, correspondiente a Fernando VI, lo termina en 1746. Todos los medallones iban policromados y dorados, de lo que aún quedan restos, aunque con la última restauración se pintaron de nuevo varios, no sin cierta polémica. No aparece ningún documento en el que se constate que también realizó el de Fernando III el Santo que esta en lo alto del Pabellón Real pero por las trazas parece también de él. También parecen de él los medallones de la acera de San Martín pertenecientes a héroes militares, capitanes y conquistadores lo que hace que se le dé a este pabellón el nombre de Cuartel General. El estilo de estos medallones es distinto del seguido para los reyes, mientras que para estos sigue un estilo sobrio, circunspecto y reposado para los conquistadores y militares les aplica un mayor sentido de fuerza, del movimiento y de la masa, pareciendo que se salen de la pared.

No se sabe si los medallones que quedaron preparados en los arcos de Petrineros y del ala del Ayuntamiento estaban destinados a personajes concretos, llevan una imprimación en almagra en forma de silueta y Bernardo Dorado, historiador de Salamanca, dice haber visto en ellos las figuras de los reyes godos. En algunos contratos de las casas de esta zona se incluye una cláusula por la que tienen que ser los dueños quienes deben realizarlo, pero no se sabe porque no se realizaron. Parece lógico que el programa iconográfico completo fuera las presencia de todos los reyes de España en estas dos alas enlazando con los que se habían hecho en el Pabellón Real. De la iconografía prevista para las Casas Consistoriales, se eliminan los motivos religiosos como son las estatuas de San Pedro y San Pablo y un medallón dedicado a Santiago y aparece una espadaña con reloj sobre la que se asientan cuatro matronas recostadas que simbolizan las cuatro virtudes: Justicia, Prudencia, Templanza y Fortaleza. A ambos lados del balcón principal aparecen las figuras de dos mancebos que según los documentos deberían llevar los atributos de la justicia.

La espadaña y las dos torres que se habían proyectado y que se pueden ver en la maqueta que se hizo entonces, no llegaron a realizarse al terminar la plaza y la espadaña que hoy vemos se levanta en 1852. También se añadieron cuatro estatuas que representan la Agricultura, la Industria, el Comercio y la Astronomía que, aunque no conjugaran muy bien con el programa iconográfico de la plaza, sí lo hacían con las ideas progresistas del siglo XIX. En 1806 se abrieron dos nichos a ambos lados del balcón principal del Ayuntamiento para poner en ellos los bustos de los reyes Carlos IV y María Luisa de Parma, que serían defenestrados en la Revolución de 1868.

Hacía la misma fecha se debió esculpir el medallón de Godoy, valido de Carlos IV, el primero de la acera de Petrineros, medallón que sería destruido dos años después por el pueblo cuando cae en desgracia el valido. Pasan muchos años antes de que el Ayuntamiento decida seguir esculpiendo más medallones. Hay un intento fallido para que en 1911 Mateo Hernández haga dos uno de ellos dedicado a Carlos IV y es en 1936 cuando se hará el primero de la Época Moderna dedicado a Francisco Franco. Obra de Miguel Huerta. Los siguientes medallones se dedicarán a figuras que hayan tenido vínculos con la ciudad y los realizarán artistas locales, desde 1967 hasta nuestros días. Así se hacen el de Juan Vázquez Coronado adelantado de Costa Rica por Damián Villar, el de Juan Maldonado por Juan Pérez, el de Santa Teresa de Graciliano Montero y el de Cervantes de Agustín Casillas, el de Francisco de Vitoria por Jacinto Bustos y el de don Rodrigo Caballero y Llanes por Enrique Orejudo en los arcos del Ayuntamiento. Se realizan también los de Julián Sánchez el Charro, el del Duque de Wellington, San Juan de Sahagún, los reyes actuales, don Miguel de Unamuno, el de Churriguera también en los arcos del Ayuntamiento y más recientemente Nebrija, Fray Luis de León y el maestro Bretón.


Artículo publicado en el boletín nº 97 del Boletín de la Asociación Cultural "Amigos de Macotera"

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Articulo extraido de la bibliografía de José Luis Rivero del Campo sobre la Plaza Mayor de Salamanca. Cedido voluntariamente por el autor. Muchas gracias por colaborar en este proyecto.